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Juárez

Recibe vacuna tras morir su papá y hermano

Segunda etapa de aplicación de dosis en la ciudad es para mayores de 50 años y embarazadas

Alejandra Gómez
El Diario de Juárez

martes, 25 mayo 2021 | 11:26

David Cruz / El Diario de Juárez | María Alcocer

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Minutos después de las 6 de la mañana, justo cuando los primeros rayos del sol comenzaron a asomarse por el oriente, cientos de personas se reunieron al exterior del museo La Rodadora para recibir la primera dosis de la vacuna contra Covid-19, a más de un año de que arribó a esta ciudad el virus que ha provocado la muerte de 3 mil 350 personas. 

A bordo de un vehículo llegó María Alcocer, de 53 años, quien a petición de su familia decidió inmunizarse como una medida contra el contagio y evitar el mismo destino que su padre y un hermano: enfermaron en noviembre del 2020 y, con una semana de diferencia, ambos murieron después de despedirse a la puerta de un hospital. 

Judas y Eliseo Alcocer, padre e hijo, no pudieron ser velados por sus familiares. Fueron vistos por última vez después de ingresar para recibir atención médica; luego, sólo se les asignó una fecha de entierro. “Fue muy triste, demasiado feo, porque no pudimos darles el último adiós”, dijo María después de recibir la primera dosis de la vacuna Pfizer.

Aunque las primeras inoculaciones comenzaron antes de la hora estipulada, a las 6:30 de la mañana, fue inevitable que las personas se aglomeraran en el estacionamiento del museo a la espera de poder ingresar y recibir la dosis del biológico, mientras que sobre una banqueta y bajo la sombra de unos árboles sus familiares esperaron su salida. 

Con el paso de las horas lo fresco de la mañana comenzó a ceder y el calor se tornó abrasante, por lo que las hojas del formato de vacunación fueron empleadas para cubrir las cabezas de cientos de personas que, paradas unas detrás de otras, tardaron cerca de 40 minutos para poder entrar a La Rodadora y recibir una de las 8 mil 500 unidades con las que se contaba. 

Adentro del museo, a pesar de la ausencia de los rayos solares, el panorama no fue distinto: con el transcurso del tiempo la temperatura aumentó porque los aires acondicionados no fueron encendidos. “Al parecer no funcionan”, dijo un empleado de la Secretaría de Salud, mientras por la puerta principal ingresó un gran ventilador. 

Distribuidos en 10 módulos, con una capacidad de 36 personas, fueron acomodados hombres y mujeres de entre 50 y 59 años para recibir la aplicación de la fórmula Pfizer de parte de uno de los 130 miembros de la Secretaría de Salud que se encargaron de dirigir la logística, preparar las dosis y realizar la vacunación.

Veinte enfermeras, bajo la dirección de la doctora Eva Gaytán, se encargaron de preparar cada una de las dosis: a diferencia de los biológicos AstraZeneca, Moderna y CanSino, la fórmula Pfizer no está lista para usarse, por lo que debe ser diluida antes de ingresar a cada una de las seis jeringas en que puede dividirse la vacuna.

Dos días antes de que comenzara la vacunación se distribuyó un refrigerador capaz de almacenar las dosis a temperaturas ultrafrías en cada una de las sedes asignadas y, aunque el lote del biológico es resguardado en el Centro de Salud Galeana, se encuentran bajo la vigilancia de miembros de la Guardia Nacional, quienes corroboran que cada envase de la fórmula sea administrado. 

“La vacuna es muy necesaria”, dijo María, quien sobre su hombro izquierdo portó una estampa con el número 8:47, la hora exacta en que recibió la aplicación de la vacuna, luego de que su familia la convenció que protegerse en contra del virus que enfermó a un hermano y, en unos días, deterioró la salud de su padre y otro hermano, provocando la muerte de ambos a un mes de que terminara el 2020. (Alejandra Gómez / El Diario)

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