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Juárez

Quiero que esté muerto: víctima de sacerdote

Comparece menor en primer día de juicio oral

Miguel Vargas
El Diario de Juárez

martes, 26 enero 2021 | 10:36

Omar Morales / El Diario de Juárez | Activistas realizaron una manifestación y vigilia afuera de los juzgados antes de iniciar el juicio

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“Quiero que esté muerto ya”, declaró ayer la menor que acusa al padre Aristeo Trinidad B.B de haberla atacado sexualmente desde que tenía 8 años y durante tres años seguidos, cuando le ayudaba como monaguillo en la parroquia Santa María de la Montaña.

En el inicio del juicio oral ayer en la “Ciudad Judicial”, la víctima dijo que odia al supuesto ofensor por lo que le hizo, y narró los hechos frente a los jueces.

El abogado defensor del sacerdote alegó que la menor, ahora con 13 años, había sido manipulada. 

Desde una sala contigua a donde estaba el acusado, de 77 años, la menor declaró que el proceso le ha sido muy difícil porque desde hace dos años fue privada abruptamente de su entorno para poder enfrentarlo.

Dijo que como parte del proceso la cambiaron de domicilio y no ha podido recibir visitas de sus amistades y parientes.

Narró que desde diciembre de 2015 el cura la montaba en sus piernas cara a cara en la casa parroquial mientras le hacía tocamientos, en tanto su padre biológico preparaba el templo para celebrar la misa, ya que trabajaba para el sacerdote. Según comentó, fue una situación repetitiva especialmente los domingos por la mañana.

El juicio oral se abrió en octubre de 2019, aunque por la pandemia y varios aplazamientos se reanudó hasta ayer.

El juez que preside, Carlos Jaime Rodríguez García, declaró abierta la audiencia con la presencia del ministerio público de la Fiscalía de Mujeres, asesoras legales de asociaciones civiles, psicólogos y tres abogados de Aristeo B.B, encabezados por Jorge Alberto Soto Adame.

El acusado fue detenido el 9 de febrero de 2019 mediante una orden de aprehensión en la parroquia Santa María de la Montaña, donde encabezaba a la comunidad católica, al surponiente de la ciudad. 

Quedó recluido en prisión 15 días toda vez que el 24 de febrero sus abogados lograron el cambio de medida cautelar por prisión domiciliaria, que vence el próximo 9 de febrero, según los antecedentes.

En los alegatos de apertura, la representante social de la Fiscalía de Mujeres dijo que al sacerdote se le acusaba de dos cargos de violación agravada, de hechos registrados en diciembre de 2015 y en enero de 2018 y otro de abuso sexual, de septiembre de 2016.

El agente del Ministerio Público estimó en su argumento que los hechos se cometieron en un entorno en el que para las víctimas, incluyendo a toda la familia de la menor, el victimario era un representante de Dios, que había abusado de esa investidura y que al conocerse el incidente, todos ellos habían tenido alta afectación de la fe.

Como primer testigo del caso se presentó a la víctima. La menor narró que sus padres confiaban en el sacerdote, quien la bautizó, encabezó su primera comunión, la hizo monaguillo y le dio trabajo a su padre en la iglesia.

Sostuvo que todos los domingos ella y su padre llegaban a las 7:30 de la mañana a la iglesia de Santa María, que está interconectada a la casa parroquial de Aristeo.

Dijo que mientras su padre se iba a preparar “las cosas de la misa” ella se quedaba sola con el sacerdote en la casa parroquial, donde se cambiaba para ponerse su sotana de monaguillo.

Indicó que el sacerdote le llamaba en ese lapso, antes de la ceremonia eucarística, mientras estaba sentado en un comedor.

Ahí, asegura, Aristeo hacía la silla hacia atrás y “me sentaba en sus piernas para quedar cara a cara y me abrazaba”; enseguida le hacía tocamientos.

“Yo me sentía muy mal, pero no sabía que eso estaba mal… sólo obedecía”, declaró la menor.

Dijo que en otra ocasión el sacerdote le pidió permiso a su mamá para llevarla a comprar un helado con otros niños de la casa hogar. Les compró la nieve y los dejó, luego en auto pasaron por su casa pero no la dejó, sino que la llevó a la casa parroquial, donde repitió el abuso sexual.

El primer evento que despertó sospechas de la madre de la menor fue cuando el párroco invitó a sus padres y a ella a ver una película a su casa. La menor dijo que aun estando sus padres en un sillón el sacerdote la recostó y puso su cabeza en sus piernas, luego la tapó con una cobija y por debajo le hacía tocamientos, según se ventiló en la audiencia de ayer.

Al término la madre le cuestionó a la menor sobre lo que le estaba haciendo Aristeo, pero la víctima dijo que “le estaba haciendo cosquillas”.

Otro incidente fue cuando la madre de la menor la tuvo que llevar al médico porque sentía dolor en la vagina. El doctor era empleado de la Clínica Santa María y tras una revisión dijo que “sólo era porque le faltaba tomar agua”.

La niña ya no quería ir a misa ni ser monaguillo. Según se conoció ayer, los abusos continuaron hasta septiembre de 2018.

Una vez que en compañía de sus padres salió de misa, la menor no quiso despedirse del padre Aristeo, lo que llamó la atención de su madre, quien al preguntarle luego a solas, la niña lloró y confesó los abusos, ya que en quinto año de su escuela primaria la maestra dijo que esos casos en general se tienen que contar.

Tras la declaración, que duró dos horas, siguió el contrainterrogatorio. El argumento del defensor iba encaminado a que la menor había sido manipulada y que la investigación se filtró a los medios de comunicación para provocar animadversión hacia el párroco, lo cual era violatorio a la presunción de inocencia.

El Ministerio Público pide 83 años y cuatro meses de prisión para el acusado.

mvargas@redaccion.diario.com.mx

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