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Juárez

‘Quiebra’ pandemia las cooperativas escolares

Concesionarios de cafeterías buscan la manera de sobrevivir ante el cierre de planteles

Alejandra Gómez
El Diario de Juárez

sábado, 13 marzo 2021 | 14:30

Carlos Sánchez / El Diario de Juárez

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Ciudad Juárez.- Desde hace casi un año Elizabeth y su marido Leopoldo se levantan a las 6 de la mañana para preparar los guisados que por ahora les generan su principal ingreso económico, luego de que el empleo que por más de 30 años los ha sacado adelante quedara truncado: una cafetería en una escuela pública.

El 20 de marzo del año pasado las escuelas, tanto públicas como privadas, de los tres niveles educativos de Ciudad Juárez adelantaron las vacaciones de Semana Santa como medida sanitaria ante el Covid-19; sin embargo, hasta el momento los estudiantes no han vuelto a las aulas y con ellos las familias que dependen económicamente de sus cooperativas.

“No pensamos que durara tanto tiempo”, cuenta Elizabeth Ponce, de 63 años, quien a principio de la década de los 90 comenzó su negocio vendiendo gorditas en el puesto de una primaria y con el paso de los años logró establecerse en una equipada cafetería de la Escuela Secundaria 64, de la colonia Morelos III.

Ocho miembros de la familia Ponce Romero, entre abuelos, hijos y nietos, dependen del trabajo en la cafetería. Al inicio de la pandemia y ante la incertidumbre de cuándo sería el regreso a clases, todos emplearon sus ahorros para pagar las cuentas del día con día, pero con el tiempo terminaron por buscar un nuevo ingreso.

Por su parte, Elizabeth y Leopoldo empacaron sus cosas y se fueron de visita a Valle de Allende, en Parral; ahí comenzaron lo que creyeron sería una venta provisional de burritos, pero que actualmente terminó por ser su principal entrada económica.

“Nosotros somos mayores de edad y es muy difícil que consigamos trabajo”, dice Elizabeth, pues su marido tiene 67 años y aunque está pensionado el dinero no les alcanza para cubrir todas sus deudas.

La semana pasada la pareja regresó a esta ciudad fronteriza donde continúa el negocio de los burritos, el cual cayó de una venta diaria de hasta 600 burritos en la cafetería de la escuela a tan sólo 40.

“El director de la escuela siempre ha sido muy atento con nosotros, siempre nos ha dicho que se trata de un problema mundial, pero que nuestro trabajo sigue seguro cuando haya luz verde”, dice Elizabeth, quien en sus más de 30 años de trabajo en cooperativas de escuelas asegura que no lo ve como un negocio, sino como una forma de atender a los demás.

En Ciudad Juárez hay más de mil escuelas públicas de nivel básico en las que familias como la de Elizabeth y Leopoldo se encargan de atender las cafeterías y brindarles a los estudiantes alimentos y bebidas.

“¿Qué hacemos ahora?”, cuenta Elizabeth que se preguntaron ella y su esposo al ver que los días pasaban y con ellos el crecimiento de los contagios de Covid-19 y, por tanto, la posibilidad cada vez más lejana de que su familia pueda regresar al trabajo del que sobreviven.

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