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Juárez

‘Pierdes casi todo por nada’

Exagente narra corrupción y represalias que lo hicieron renunciar a la CES

Staff
El Diario de Juárez

jueves, 18 junio 2020 | 09:59

Archivo/El Diario de Juárez

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Ciudad Juárez— “Pierdes casi todo por nada, sobre todo la vida, abandonas a tu familia y puedes perder la libertad; la verdad no lo vale”, expresó Jorge, un exagente de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) que puso en la balanza continuar su trabajo como policía o renunciar a la corporación.

Pesó más esto último y en julio del 2018 abandonó su carrera de 13 años de oficial, siendo parte de las fuerzas estatales, para dedicarse al comercio informal.

Sopesó las emboscadas criminales donde perdieron la vida muchos de sus compañeros y no pudo contra las presiones internas, motivadas por la corrupción en su corporación y la falta de respaldo a la función policiaca de los responsables de la CES, según dijo.

Jorge se inició como agente de Tránsito en 2005, luego pasó a la Fiscalía Zona Norte y terminó en la CES. Cuenta que su carrera le trajo muchas satisfacciones, aunque también la pérdida de al menos 20 compañeros cercanos que fueron asesinados.

Pero lo que vivió en los últimos cuatro años en la CES, aseguró, sobrepasó las normas de la ética policial. “Era un cochinero”, dijo Jorge, como pidió ser identificado para salvaguardar su identidad, en referencia a la forma en que era dirigida esa corporación.

Los mandos de entonces, todos extraídos de la Policía Federal, “vinieron por todo”. Armaron grupos selectivos de agentes que únicamente se dedicaban a robar mediante la extorsión y la corporación quedó plagada de oficiales al servicio del crimen organizado, dijo.

Al resto de los elementos se les dio un trato de “tropa”: les exigían trabajo, pero cuando llegaban lejos, la llamada de algún superior les frustraba los logros de haber detenido criminales de estructuras organizadas, aseguró el entrevistado.

“Fueron demasiado lejos”, apuntó Jorge. Mencionó que los mismos mandos sacrificaban a la tropa para ponerlos de blanco en las vendettas de delincuentes cuando lo que hacían los agentes era su trabajo. Jorge y algunos compañeros se organizaron para comenzar a realizar denuncias públicas sobre los incidentes, pero como eran anónimas “no nos hacían caso”. En julio del 2018 “tronamos”, dijo el exagente de la CES.

Tras el asesinato del oficial Domitilo Agüero Olivas, el 17 de julio, y conocer cómo mandos de la corporación “lo montaron” (denunciaron su ubicación a criminales), “las cosas se pusieron feas”, recordó.

Unos 30 agentes de la CES, entre ellos Jorge, rompieron filas exigiendo la presencia de las más altas autoridades estatales para ponerlos al tanto de lo que estaba ocurriendo. Nunca fueron escuchados.

En cambio, las represalias no se hicieron esperar. Jorge dijo que lejos de ser escuchados “a los revoltosos” les retuvieron sus sueldos, los cambiaron de adscripción a la Sierra, lejos de sus familias y les quitaron un bono que cada mes les llegaba como compensación.

Jorge no tardó ni una semana en renunciar a su carrera, porque creyó que era el principio de algo más grave. Dijo que sólo mantiene contacto eventual con uno de sus excompañeros, que también renunció a la corporación.

“Son muchas experiencias que viví en la CES, pero para qué recordarlas, ahora estoy muy a gusto, no quiero broncas”, comentó el compañero de Jorge al rechazar entrar en detalles de una entrevista.

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