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Juárez

Piden más comprensión para adictos en recuperación

A nivel local unos 2 mil 800 dependientes son atendidos al año en 24 establecimientos residenciales de atención a las adicciones

Alejandro Vargas
El Diario de Juárez

sábado, 18 septiembre 2021 | 10:32

Tomada de internet

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Ciudad Juárez— Al despertar, lo primero que invade la mente de Miguel y Ernesto, ambos juarenses usuarios de heroína, es una sensación de rechazo e insatisfacción que por un instante “desaparece” al inyectarse la sustancia, misma que se procesa a partir de la morfina: una potente droga opiácea que se usa como analgésico.

Por ser altamente adictivo, este narcótico es ilegal y quienes lo usan llegan a ser segregados socialmente, lo que –coincidieron–, lejos de incentivarlos a encontrar tratamientos o apoyos, les genera mayor estrés, siendo este el principal motivo de sus recaídas, por lo que exhortaron a la población a no vulnerarlos más. 

A nivel local unos 2 mil 800 dependientes son atendidos al año en 24 establecimientos residenciales de atención a las adicciones. Esto corresponde al 27% de alrededor de 10 mil 200 auxilios anuales otorgados a nivel estatal, reflejan los datos de la Comisión Estatal de Atención a las Adicciones (Ceaadic).

“Cuando me despierto en las mañanas me llegan los estragos de la ‘malilla’ y busco sentirme saciado para que se me quite el dolor de huesos, porque al principio lo que nos provoca la heroína es un bienestar, pero se va acabando conforme crece esta adicción”, manifestó Miguel, quien apeló a la solidaridad social.

A su vez, Ernesto atraviesa todos los días una situación parecida que apacigua gracias a la metadona, un opioide sintético para tratar la aflicción y además empleado como fármaco de ayuda en la desintoxicación de personas dependientes a estimulantes, pero aun así, confiesa, no resulta fácil.   

“Tengo 35 años y consumo desde los 17. Uso heroína, mariguana y anfetaminas. Mi día empieza a las 7:00 de la mañana y lo primero que hago al abrir mis ojos es ver si tengo algo para ponérmelo en la vena y, si no tengo, voy por medicina (metadona) que me quita el malestar, es un círculo que no cierra”, narró.

El par de fronterizos concordó en que lo más difícil es vivir bajo un estigma, donde las personas les temen o simplemente les sacan la vuelta porque los consideran solamente como “adictos” sin ver que son víctimas de patrones disfuncionales, al grado de que los apoyos que se dan cada vez son más insuficientes.

“La gente piensa que uno les quiere quitar el monedero o el teléfono y son cosas que uno mira y lastima. Se asustan, cuando paso se hacen para un lado”, afirmó. 

Al unísono, Miguel sentenció que resulta doloroso que se les juzgue sólo por ser farmacodependientes, por ello exhortó a la sociedad a interesarse en buscar incidir en la recuperación de personas como ellos que sólo tuvieron el infortunio de no haber contado con mejores oportunidades y orientación correcta. 

avargas@redaccion.diario.com.mx

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