Juárez

Muro cambió paisaje de la frontera Juárez-El Paso

El éxodo migrante que de octubre a junio sumó 155 mil 880 detenciones de la Patrulla Fronteriza también militarizó la frontera juarense

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

domingo, 28 julio 2019 | 06:00

El Diario

Ciudad Juárez— Con miles de barrotes de acero y cientos de militares, policías y agentes migratorios vigilando los límites de ambos países, los Gobiernos de México y Estados Unidos transformaron durante el último año la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso.

“Físicamente hay un cambio, son cambios permanentes e irreversibles”, señaló el investigador del departamento de Estudios de Población de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), Jesús Peña Muñoz.

El 21 de septiembre del año pasado la Patrulla Fronteriza, sector El Paso, anunció la construcción de 6.4 kilómetros del nuevo muro que comenzó a levantarse un día después junto al bordo del río Grande, llamado río Bravo en Ciudad Juárez.

Como parte de la Orden Ejecutiva del Presidente 13767, bajo la dirección del Secretario de Seguridad Nacional, la construcción del muro tuvo una inversión de 22 millones de dólares.

Desde entonces la malla metálica que dividía la frontera fue sustituida por una muralla de 5.48 metros de altura, desde unos 600 metros al oeste del cruce internacional Paso del Norte hasta la Plaza de la Mexicanidad, donde termina el bordo de concreto en el río, por lo que la vista para los usuarios del bulevar Juan Pablo II cambió hace 10 meses, al igual que para los deportistas que se ejercitan en el bordo y antes podrían observar desde lejos los edificios de El Paso.

El éxodo migrante que de octubre a junio sumó 155 mil 880 detenciones de la Patrulla Fronteriza en el sector El Paso, principalmente en la frontera con Ciudad Juárez, también militarizó la frontera estadounidense.

Actualmente los límites de El Paso son vigilados por la Patrulla Fronteriza, quienes desde finales de marzo comenzaron a ser apoyados por agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), luego por militares de Estados Unidos y después por unidades de la Policía paseña.

La militarización en la frontera continuó el domingo 16 de junio, pero del lado mexicano, tras los acuerdos entre los Gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, para que México frenara la migración a Estados Unidos a cambio de que el republicano no impusiera aranceles a los productos mexicanos que ingresaran a su país.

De acuerdo con el general Omar García Vázquez, jefe de la Guarnición militar, actualmente son 286 elementos militares pertenecientes al Noveno Regimiento de Caballería Motorizado los que cuidan el bordo fronterizo como parte de las acciones de la Guardia Nacional, además de agentes municipales, estatales y federales mexicanos, en coordinación con el Instituto Nacional de Migración (Inami).

La militarización en el bordo del río para impedir que los migrantes cruzaran a Estados Unidos sorprendió a derechumanistas internacionales, como la Red Fronteriza por los Derechos Humanos que dirige Fernando García, quien denunció que “hoy México se ha convertido en el patio trasero de la política migratoria de Trump... la Guardia Nacional mexicana se ha convertido en el muro humano de Trump”.

La construcción del muro y los operativos de vigilancia impidieron la continuidad del evento Abrazos No Muros que se realizaba desde agosto de 2016 en el río internacional, donde ahora son detenidos los migrantes.

En Ciudad Juárez el director de la Casa del Migrante, Javier Calvillo, denunció también que las detenciones de la Guardia Nacional son una violación a los derechos humanos.

El 24 de mayo, la agrupación Patriotas Constitucionales Unidos comenzó la construcción del primer muro con recursos privados a cargo de la agrupación We Build the Wall (Nosotros construimos la pared) a lo largo de 800 metros de la frontera de Nuevo México y Texas con Ciudad Juárez.

La construcción llamó la atención de los visitantes del museo de la Casa de Adobe, que entre abril y mayo de 1911 fue utilizado como Palacio Nacional de Gobierno por Francisco I. Madero, quienes tomaban fotos de los trabajos en el emblemático sitio donde se unen los estados de Texas, Nuevo México y Chihuahua.

“Se dice que esta es una crisis inventada por Donald Trump y ciertos republicanos, para beneficiarlo en las elecciones, hay que analizar qué tanto de esto es inventado y qué tanto es real, si la crisis de seguridad y humanitaria es inventada. Pero la parte que no es inventada para nada es que físicamente sí hay un cambio”, señaló Peña Muñoz.

Aunque el muro de la zona de Anapra fue aprobado en 2016, durante el Gobierno de Barack Obama, en la frontera entre Juárez y Sunland Park, Nuevo México, y en abril del año pasado también se comenzó la construcción de 32 kilómetros en el desierto de Juárez, frente en la zona de Santa Teresa.

El muro construido en El Paso ha sido utilizado incluso por Trump como bandera política, al asegurar que gracias a él disminuyó la violencia, lo cual ha sido rechazado por activistas estadounidenses como García, quien recordó que la vecina ciudad ha sido desde hace dos décadas una de las más seguras de su país.

hmartinez@redaccion.diario.com.mx

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