Meseros temen por su economía

Con la incertidumbre de qué pasará con su ingreso en los próximos días, Joel atendió la noche del jueves el último servicio en el restaurante-bar en el que ha trabajado los últimos años. Cervezas, alitas y hamburguesas fueron los últimos pedidos que realizaron los escasos clientes que acudieron previo al cambio al color rojo del semáforo epidemiológico en esta frontera.

“No sabemos qué vamos a hacer, parece que nos van a informar mañana a todos mediante correo electrónico”, dijo el mesero preocupado por las medidas que deberá adoptar el negocio ubicado en la zona Pronaf, donde había colocado los adornos para celebrar “Halloween” el próximo 31 de octubre, fecha en la que esperaban un repunte de afluencia y por consiguiente de propinas.

La noche del jueves 22 la clientela era escasa. De las mesas disponibles apenas estaban ocupadas un 15 por ciento y los empleados veían con preocupación cómo las manecillas del reloj avanzaban y el espacio seguía semivacío.

“Tiempos muy duros”, resumió el empleado que con un cubreboca protegía su rostro frente a los clientes que dejaban un poco más de propina ante el inminente cierre temporal del negocio que apenas sobrevive a la pandemia. 

Con el cambio del semáforo epidemiológico, a partir de ayer 23 de octubre, todos los restaurantes están cerrados al público, funcionando sólo con servicio de comida para llevar y/o servicio a domicilio, según el acuerdo publicado en la edición extraordinaria del Periódico Oficial del Estado este jueves 22 y con vigencia a partir de ayer.

En el caso de bares; centros nocturnos; área de bar de restaurantes; restaurantes cuya actividad principal sea la venta de cerveza, vinos o licores, están totalmente suspendidos.