PUBLICIDAD

Juárez

Marwin, un pequeño de corazón gigante

De escasos 12 años, sueña con llegar a EU y ser abogado, pero mientras, es voluntario en el comedor Betania

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez

sábado, 25 marzo 2023 | 23:06

Carlos Sánchez / El Diario de Juárez | El menor forma parte de los miles de migrantes que debido a la política estadounidense llamada Título 42 permanecen varados con sus familias en Ciudad Juárez Carlos Sánchez / El Diario de Juárez | al lugar, que pertenece a la parroquia Nuestra Señora del Rosario, llegan cientos de personas para solicitar alimento Carlos Sánchez / El Diario de Juárez Carlos Sánchez / El Diario de Juárez

PUBLICIDAD

La vida de Marwin está llena de sueños, uno de ellos es llegar a Estados Unidos para estudiar y convertirse en abogado; otro es ayudar a los demás, por lo cual desde hace un mes apoya como voluntario en el comedor católico Casa Betania. 

El venezolano de 12 años de edad es uno de los miles de niños, niñas y adolescentes (NNA) migrantes que debido a la política estadounidense llamada Título 42 permanecen varados con sus familias en Ciudad Juárez, en donde cada semana el comedor de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, ubicado en la esquina de las calles Juan Mata Ortiz y Begonias, de la colonia Bellavista, sirve hasta 2 mil platillos, principalmente a personas migrantes. 

“Tengo como un mes que ayudo aquí, ayudo a limpiar las mesas, a armar las mesas, a repartir la comida… el 2 de marzo cumplí 12 años y estuve aquí ayudando”, narró el menor sudamericano, orgulloso de poder ayudar a otros migrantes que esperan en Ciudad Juárez poder lograr sus sueños. 

De acuerdo con el sacerdote Felipe Ramos, el comedor abre sus puertas todos lunes, miércoles, viernes y sábados de 11:00 de la mañana a 2:00 de la tarde; sin embargo, desde antes de las 10:00 de la mañana comienzan a llegar las primeras personas en busca de un plato de comida, por lo que mientras tanto se les ofrece una bebida caliente. 

Cada día llegan entre 400 y 500 personas, “algunas son mexicanas que vienen emigrando del sur; hay gente local, también gente necesitada del barrio, los que no tienen casa o que tienen algún problema serio; pero, la gran mayoría siguen siendo venezolanos. Y han llegado últimamente de Haití, de Cuba, de El Salvador y de otros países sudamericanos”, informó el sacerdote. 

Explicó que se trata de personas que están hospedadas en cuartos de renta, en hoteles, en iglesias cristianas o en albergues de cobro, e incluso que viven en situación de calle. 

“Vienen varias familias, con niños chiquitos de 2, 3 años; aquí tenemos dos niños venezolanos que tienen algunas semanas viniendo y nos han ayudado bastante, pero necesitamos de más manos”, dijo el sacerdote cuyo equipo de voluntarios es actualmente de cerca de 15 personas.

Los dos menores son Marwin y su hermano de 10 años de edad, quienes llegaron hace aproximadamente dos meses a Ciudad Juárez, en donde decidieron apoyar, algunos días acompañados por su mamá. 

“Yo pasé la selva del Darién caminando, y cuando llegamos aquí vino un amigo mío a ayudar y lo vi y ahí fue que empecé a ayudar aquí. Mi mamá viene en ratos y ayuda, yo vengo todos los días que abren, me gusta ayudar, aquí estoy hasta la 1:30 que me viene a buscar mi mamá… todavía llega mucha gente aquí (a la frontera), pero hay gente que se está muriendo en la selva”, lamentó ayer el venezolano.

Quiere ser abogado

Mientras repartía a mexicanos y extranjeros jugo de naranja y un plato de huevo con jamón, frijoles y un guisado, contó que quiere convertirse en abogado para sacar a los presos de la cárcel, lo cual le pide a Dios. 

“Y si Dios quiere voy pa’Dallas, Texas, con un primo que ya está trabajando allá. Aquí gracias a Dios mi padrastro trabaja en una construcción y el dueño de esa construcción le renta una casa en donde vivimos”, dijo Marwin. 

Familias como la de él permanecen en esta frontera, por lo que el sacerdote pidió a la comunidad acercarse un poco al fenómeno de la migración, en donde no todo es bueno o malo, y muchas familias viajan con menores que necesitan apoyo. 

‘La realidad es muy compleja’

“Tenemos que acercarnos, platicar con las personas y sacar conclusiones a partir de un análisis más profundo. La realidad es muy compleja”, destacó el religioso, quien para seguir apoyando actualmente requiere del apoyo de la comunidad, principalmente con artículos desechables, latas de verduras mixtas, atún, vegetales como tomate y cebolla, paquetitos para hacer aguas frescas, latas de puré de tomate. Y gente voluntaria. 

Las donaciones pueden ser llevadas hasta el comedor, los lunes, miércoles, viernes y sábados de 8:30 de la mañana a 2:00 de la tarde o de martes a sábado de 4:00 de la tarde a 8:00 de la noche en las oficinas de la parroquia, la cual se encuentra cruzando la calle. 

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search