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Juárez

Destrucción y muerte

Las tragedias detrás de las tormentas

Durante los últimos 20 años, al menos 32 personas han perdido la vida al ser arrastradas por la corriente

Mayra González
El Diario de Juárez

jueves, 15 julio 2021 | 12:53

Archivo / El Diario de Juárez | Durante la tromba de 2006 un grupo de hombres intenta voltear un vehículo Archivo / El Diario de Juárez | Vecinos del fraccionamiento Los Ojitos tratan de recuperar un vehículo que cayó en la Presa del Águila, en julio de 2006 Archivo / El Diario de Juárez | Militares buscan el cuerpo de Miguel Ángel Sandoval Cordero, de 13 años Archivo / El Diario de Juárez | Inundación en julio de 2013 Archivo / El Diario de Juárez | Bomberos salen a rescatar el cadáver de un hombre, en julio de 2008

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Aunque las lluvias en esta zona desértica son esperadas y necesarias para la alimentación de los mantos acuíferos, Ciudad Juárez ha sido marcada por tragedias ocurridas cuando se registran fuertes precipitaciones debido a la falta de infraestructura pluvial. 

Después del fenómeno natural, la ciudad se enfrenta a la destrucción sin que las autoridades de los tres niveles de gobierno resuelvan el problema de fondo.

La mayoría de las fatalidades ha ocurrido en el poniente de la ciudad, donde el Atlas de Peligros Naturales para el Municipio de Juárez explica que las formaciones como pendientes, valles o estrechos montañosos provocan que el agua de lluvia viaje con gran fuerza.

Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil municipal, aseguró que pocos juarenses saben que, por ejemplo, basta que el agua pluvial alcance 20 ó 30 centímetros de altura para que un vehículo pueda ser arrastrado por la corriente, lo que pone en riesgo la vida de sus tripulantes.

El archivo periodístico indica que durante los últimos 20 años, al menos 30 personas han muerto al ser arrastradas por las fuertes corrientes de los arroyos naturales que se generan en las calles, además de las malas condiciones del drenaje y la falta de prevención en los llamados vasos de captación de agua de lluvia.

La rutera de la muerte

Un total de 19 personas –entre ellas una familia completa– murieron ahogadas en un hecho ocurrido la noche del primero de julio de 2001 cuando una tromba azotó esta frontera, refieren las notas publicadas en esa fecha y días posteriores.

El caso que a nivel internacional se conoció como  “La rutera de muerte” ocurrió cuando el camión con número económico 1214 de la Ruta 8-B intentó atravesar el viaducto Gustavo Díaz Ordaz, sin embargo, fue arrastrado por la corriente con 30 pasajeros a bordo.

Aunque en un inicio se desconocía la cantidad de víctimas, sus familiares empezaron a reportarlos como desaparecidos y los cuerpos de 19 personas empezaron a ser localizados al día siguiente.

Las imágenes de un portabebés flotando en las aguas estremecieron a la comunidad. Después se confirmó que un niño de 11 meses de nacido y su hermana de tres años se encontraban entre los fallecidos.

Catorce de las víctimas fueron rescatadas por las autoridades policiacas de Ciudad Juárez y el resto por la Policía de El Paso, informaron ambas autoridades.

La familia Chagala, originaria del estado de Veracruz, perdió en ese hecho a cuatro de sus miembros: Gustavo Ángel Chagala Salazar, de 11 meses de nacido; su hermana Cristina Isabel, de tres años; el abuelo Juan Chagala Mayoral, de 63, y la madre de los menores, Marlene Salazar Loeza, de 18 años, cuyo cadáver fue rescatado días después en el poblado de El Millón e identificado por su esposo Emilio Chagala, refiere la nota publicada por El Diario una semana después de la tragedia.

En el hospital Providencia de El Paso también murió Paloma Selene Méndez Rentería, de 10 años, quien fue rescatada del río Bravo tras el incidente del camión.

Entre los fallecidos también se encontró a una joven fue que rescatada por las autoridades policiacas paseñas y trasladada a un hospital, sin embargo, falleció. La mujer que en ese momento no había sido identificada, contaba con 20 semanas de embarazo, según informaron autoridades El Paso.

Las notas de ese día mencionan que además de las víctimas de la rutera, dos adolescentes murieron electrocutados al sujetarse de un poste para evitar ser arrastrados por el agua.

Tromba del 2006

La tromba del seis de julio del 2006, que se abatió sobre la Sierra de Juárez, generó violentas avenidas de agua que bajaron por los arroyos, lo que causó la muerte de cuatro personas y millonarios daños a múltiples viviendas y a la infraestructura urbana.

En la colonia Vista Hermosa se encontraron los cuerpos de Miguel Ángel Sandoval Cordero, de 13 años; Cecilia Casas García, de 37 años, y María de la Paz García, de 79, mientras que en la colonia Mariano Escobedo se halló el de María Espinoza García, de 75 años.

La problemática se agudizó tres semanas después, cuando la ciudad todavía no se recuperaba, debido a que durante seis días cayeron lluvias constantes que generaron una emergencia que no se había vivido en décadas.

De acuerdo con archivos periodísticos, se desbordaron dos diques, 11 más fueron superados por el caudal y tuvieron que ser desaguados, los arroyos del Indio y de Las Víboras rebasaron sus cauces, y el río Bravo corrió a toda su capacidad.

El exceso de lluvia causó daños a 4 mil 111 viviendas (mil 100 con pérdidas totales), 34 escuelas, 23 edificios de otro tipo, 54 parques, además de 127 hundimientos en el sistema de drenaje y alcantarillado, reportaron las autoridades.

Adicionalmente, 6.5 millones de metros cuadrados de pavimento quedaron inservibles por baches, grietas, deslaves y desgaste por caducidad, una cuarta parte de ellos en 35 de las avenidas más importantes.

Las autoridades informaron que se necesitaban 710 millones de pesos para reparar los daños, pero entre Municipio, Estado y Federación lograron reunir solamente 270.6 millones de pesos, cantidad que aplicaron en la reconstrucción de la ciudad.

La precipitación afectó viviendas de colonias como la Vista Hermosa, Anáhuac, Azteca, Chaveña, Fronteriza Baja, Galeana, Independencia I y II, Mariano Escobedo, Morelos, Luis Olague, Libertad y Francisco Sarabia.

Niña de secundaria tragada por el drenaje; hombre murió al tratar de ayudarla 

El 11 de septiembre de 2007 ocurrió una nueva tragedia provocada por la lluvia, aunada a las malas condiciones del drenaje en la ciudad.

Jazmín García Acosta, de 12 años de edad, acompañada por su madre, bajó del camión en el cruce de la avenida Ejército Nacional y Valentín Fuentes para dirigirse a la escuela secundaria Federal 6, sin embargo, el pavimento repentinamente se abrió y la menor cayó por el drenaje, indica el archivo.

Dos guardias de seguridad, Andrés Castro Azcárate y Abel Guajardo, inmediatamente bajaron para tratar de brindarle auxilio, sin embargo, el primero de ellos fue jalado por el agua y junto con la menor murió en ese hecho; los cuerpos fueron rescatados kilómetros más adelante.

“Ellas se bajaron del camión porque el semáforo estaba en rojo”, las vi cuando rodearon el camión y cruzaron la calle; ahí se abrió el pavimento, la mamá se quedó con la mano extendida”, recuerda un obrero de maquiladora entrevistado por El Diario, días después de la tragedia.

En aquel entonces la Junta Municipal de Agua y Saneamiento y las autoridades municipales informaron que el colector colapsó debido a las lluvias que se habían registrado ese día y a los daños ocasionados previamente con las lluvias constantes que se registraron en 2006.

Muere menor en dique

En el 2013 el niño Bruno Hernández de la Cruz, de 10 años, murió ahogado en un dique cuando entró a jugar a un estancamiento que tenía una profundidad de tres metros y cuyo acceso principal se encontraba sin protección.

Hernández de la Cruz ingresó a la represa con su hermano mayor, Gael, de 11 años, quien fue rescatado por los vecinos.

El incidente ocurrió en un vaso de captación ubicado en la calle Custodia de la República y Dunas de Siria del fraccionamiento Parajes de Oriente.

Alud de lodo sepulta a familia

Un año después, en julio del 2014, Norma Avón Quiñónez, de 22 años, murió sepultada junto con sus dos hijos, Pablo Antonio Valadez, de tres años de edad, y Yalín Naomi, de cinco, por un alud causado por las intensas lluvias que cayeron en el poniente de la ciudad.

El deslave ocurrió en la colonia Guadalajara Derecha. El esposo de la mujer y una hija de ambos, de siete años, sobrevivieron.

Cecilia fue llevada por la corriente en el arroyo de Las Víboras

La noche del pasado domingo 11 de julio, Cecilia Saldívar, de 41 años de edad, fue arrastrada por la corriente en el arroyo de Las Víboras y su cuerpo fue rescatado la mañana del lunes en las compuertas del río Bravo, informó la dirección de Protección Civil.

De acuerdo con los datos proporcionados por la dependencia y por sus familiares, la mujer se dirigía a su vivienda ubicada en la calle Higuera de la colonia Insurgentes, a dos cuadras del lugar; viajaba a bordo de un vehículo junto con otros familiares que no conocían la ciudad, por lo que atravesaron por el agua sin medir el peligro.

Al ser arrastrados por el agua, pusieron a salvo a los menores e intentaron salir, pero Cecilia no lo logró, según se mencionó.

Durante toda la noche sus familiares pidieron apoyo en las redes sociales para pedir información de las personas que supieran sobre su paradero, sin embargo, en la mañana se confirmó el hallazgo del cuerpo.

No atraviesen calles que se hacen arroyos: Protección Civil

Efrén Matamoros Barraza, director de Protección Civil municipal, dijo que cuando existe el pronóstico de lluvias, el primer paso es lanzar la alerta a la ciudadanía y la principal recomendación es no intentar cruzar las calles que se convierten en arroyos.

En cuanto al caso de Cecilia y las declaraciones de sus familiares en relación con que el apoyo tardó en llegar, aseguró que aunque la emergencia se atendió de manera oportuna, la corriente del agua fue aún más fuerte.

Detalló que él mismo con la pickup que usa de la dependencia ayudó a sacar el vehículo y fue entonces que el conductor le mencionó que a su prima se la había llevado el agua y con esa camioneta se metió a la corriente a buscarla pero después de 15 minutos, al llegar al “monumento al cigarro” desistieron de la búsqueda debido a que ya había pasado mucho tiempo y la corriente era muy rápida.

Explicó que tanto Bomberos como los inspectores de Protección Civil salen a puntos estratégicos en las zonas de peligro cuando se registran este tipo de fenómenos meteorológicos.

“Pero también existe el problema de que con la velocidad que lleva el agua probablemente hasta el sentido perdió con los golpes que reciben, los estrella contra el cordón o piedras, hay golpes y golpes muy fuertes porque es mucha la velocidad del agua; si perdió el sentido, ya no pudo pedir auxilio, y como se atraviesan curvas no necesariamente van por en medio, el arroyo los va golpeando contra todo lo que se atraviesa”, comentó.

Dijo que el domingo pasado se desplegaron seis unidades de Protección Civil en diferentes puntos y cinco de Bomberos.

Matamoros insistió a la población en no aventurarse a cruzar por arroyos o por inundaciones, ya que 20 ó 30 centímetros de altura del agua son suficientes para arrastrar un vehículo.

“El vehículo tiende a flotar y lo convierte en una lancha y lo lleva contra lo que sea, no se detiene, y si se bajan, pues tantito peor”, advirtió.

José Sánchez Martínez, vocero de la coordinación de Seguridad Vial, dijo que los operativos especiales que se implementan con esas condiciones climáticas se abocan a la supervisión de las zonas que históricamente se inundan en pocos minutos.

Tal es el caso del paso a desnivel de la avenida Insurgentes, el cual se cierra por ambos sentidos, el arroyo de Las Víboras, el viaducto Díaz Ordaz, Insurgentes y Juan Escutia, el Libramiento y la avenida Adolfo López Mateos, detalló.

Dijo que durante las últimas lluvias se coordinaron con otras dependencias de gobierno para realizar los cierres de calles de riesgo como el Camino Real donde hubo deslaves.  

“Hacemos hincapié en la importancia de no exponer su integridad física, ya sea caminando o en vehículo, y no ingresar a zonas encharcadas, evitar las corrientes de agua que son arroyos naturales; es mejor esperarse a que bajen los niveles de agua o solicitar el apoyo de los policías viales”, enfatizó.

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