Juárez-El Paso, la ruta elegida por migrantes

Con la permanencia del Título 42, que mantiene cerradas las fronteras para los migrantes, durante 2022 el río internacional entre Ciudad Juárez y El Paso se convirtió en el punto de mayor cruce irregular de personas de México hacia Estados Unidos.

Aunque esta ha sido una ruta histórica para los mexicanos y centroamericanos que buscan lograr el llamado “sueño americano”, en el último año destacaron los flujos de personas originarias de países como Haití, Venezuela, Nicaragua y Turquía, quienes arribaron hasta Ciudad Juárez para cruzar el cauce, llamado río Bravo del lado mexicano y río Grande del lado estadounidense, y poder entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso en busca de asilo político.

Mientras que miles de migrantes de distintas nacionalidades permanecieron refugiados en los más de 25 albergues que se encuentran en la ciudad, en espera de una excepción humanitaria al Título 42 –el muro político instaurado desde el 21 de marzo de 2020 por el entonces presidente Donald Trump y que ha continuado la administración de Joe Biden, con el argumento de que los migrantes representan un “grave riesgo” para la propagación del Covid-19–, miles más cruzaron la frontera de manera irregular.

Haitianos

De acuerdo con cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), del 1 de enero al 30 de noviembre de 2022 los agentes de la Patrulla Fronteriza tuvieron 365 mil 396 encuentros de migrantes en el Sector El Paso, de los cuales 166 mil 951 culminaron en una expulsión a esta frontera o directamente a sus países de origen.

En enero, el flujo más destacado fue el de los haitianos, ya que mientras que grupos comenzaron a asentarse en la ciudad, mil 497 de ellos cruzaron la frontera, cifra que para mayo ya era de 6 mil 201 personas, según los datos de CBP. 

Pero debido a que los migrantes provenientes de Haití son expulsados directamente a su país, el miedo a ser devueltos después de migrar durante años por hasta once países provocó que cientos más decidieran esperar en Ciudad Juárez una excepción humanitaria para ingresar a Estados Unidos, lo cual ha ocurrido con muchos de ellos, quienes han esperado en albergues o casas de renta hasta que son llamados, pese a que la mayoría habla criollo o francés e incluso portugués, y muy pocos español.

Venezolanos

En agosto la cifra de haitianos que cruzaron el río Bravo fue apenas de 91 personas; sin embargo, ese mismo mes el flujo de venezolanos por esta frontera comenzó a despuntar, ya que de 44 encontrados por los agentes estadounidenses en enero, en el octavo mes del año sumaron 3 mil 539.

Debido a que descubrieron que para los venezolanos no aplicaba la política de expulsión llamada Título 42, en septiembre continuó el éxodo de quienes arribaban a la ciudad huyendo de las condiciones de vida del país gobernado por Nicolás Maduro, y después de cruzar el río internacional cuya agua apenas llegaba a sus pantorrillas, fueron 20 mil 169 los que se entregaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza.

Con un promedio de 2 mil 100 cruces de migrantes por día, más de la mitad de ellos de origen venezolano, el 12 de octubre el gobierno de Joe Biden devolvió a Ciudad Juárez al primer grupo de decenas de venezolanos a través del Título 42. Y  horas después el secretario de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro N. Mayorkas, informó por medio de un comunicado de prensa que Estados Unidos comenzaría un nuevo programa para dicha nacionalidad.

El programa consiste en la recepción de 24 mil venezolanos en Estados Unidos, pero sólo vía aérea y tras cumplir distintos requisitos como el contar con un patrocinador económico que sea residente o ciudadano estadounidense y haber ingresado a México antes del 12 de octubre, mientras que quienes ingresan a través de las fronteras mexicanas son devueltos.

Debido al cierre de la frontera para su nacionalidad, los venezolanos crearon en octubre un campamento sobre el bordo del río Bravo, el cual llegó a sumar aproximadamente mil 500 personas en espera del fin del Título 42, hasta que el 27 de noviembre las cerca de 800 personas que permanecían en más 300 casas de campaña fueron desalojadas con la fuerza pública y antimotines, durante un operativo realizado por los tres niveles de gobierno.

Con sueldos de 25 o 30 dólares mensuales, incluso para los profesionales, de acuerdo con los propios venezolanos, “regresar a Venezuela ya no es una opción” para la mayoría de ellos.

Desde entonces, mientras que cientos continúan varados en la ciudad, otros han decidido entregarse a la Patrulla Fronteriza y han sido devueltos por otras fronteras, unos más han intentado cruzar el muro sin ser detectados por las autoridades y los menos han logrado desde entonces solicitar asilo ante un juez estadounidense.

Nicaragüenses

Para los nicaragüenses, en cambio, no se aplica el Título 42, por lo que miles han sido recibidos por las autoridades y liberados en El Paso, con un proceso legal que aún no garantiza su asilo político.

En el Sector El Paso, tres de cada diez de los 53 mil 247 migrantes irregulares durante noviembre fueron de origen nicaragüense, por lo cual se convirtió en la principal nacionalidad de cruce durante el fin de año.

Los “nicas” encabezaron la primera caravana oficial de migrantes a Ciudad Juárez, la cual estuvo conformada por aproximadamente mil 500 personas, las cuales arribaron los días 10 y 11 de diciembre, escoltados por la Policía Estatal debido a que la mayoría aseguraron haber sido secuestrados en Durango.

Turcos

Aunque de una manera discreta, el flujo de migrantes turcos se mantuvo al alza durante 2022. Mientras que durante el año fiscal 2020 fueron detectados 48 turcos en el Sector El Paso y mil 206 más en el 2021, entre enero y noviembre de 2022 sumaron 16 mil 212 las personas originarias de Turquía que se entregaron a los agentes en busca del refugio del gobierno de Biden, sólo uno de los cuales fue expulsado bajo el Título 42.

Muertes y violencia

En 2022 al menos cinco migrantes de distintas nacionalidades murieron en Ciudad Juárez en su intento por llegar a Estados Unidos, entre ellos la niña guatemalteca Margaret Sofía García, de 5 años de edad, quien fue arrebatada por el agua del río Bravo de los brazos de su madre la tarde del 23 de agosto, cuando ambas intentaban cruzar la frontera de Ciudad Juárez a El Paso. Decenas más perdieron la vida en el Sector El Paso. 

El año de mayor flujo de migrantes también estuvo marcado por la violencia hacia quienes arribaron a la ciudad en busca de llegar a Estados Unidos. Y es que aunque las personas provenientes de Haití, Venezuela, Nicaragua y Turquía viajan principalmente sin un traficante de personas, los grupos delictivos realizaron incluso secuestros masivos, cuando los viajeros llegaban a la ciudad en camiones de pasajeros.

Migrantes refugiados y personal de al menos dos albergues de la ciudad sufrieron este año irrupciones violentas por parte de grupos delictivos. En abril, migrantes de un albergue que estaba ubicado en el norponiente de la ciudad relataron que un grupo de hombres armados ingresaron durante la madrugada, escondieron armas cortas y largas y se retiraron después por las bardas.

Y el 29 de noviembre, tras confundirlo aparentemente con una casa de seguridad, un grupo armado irrumpió en otro albergue, del que pretendía secuestrar a las familias refugiadas.

De acuerdo con los propios migrantes, los hombres que portaban armas largas y cortas dijeron ser ‘coyotes’, y creían que estaban en una casa de seguridad de otro grupo delictivo, por lo que buscaban “robárselos” para luego pedir rescate a sus familiares, ya que a algunos los hicieron regresar a sus cuartos por sus celulares para tener los contactos de sus familiares.

Durante diciembre, el gobernador de Texas, Greg Abbott, militarizó al menos 2.5 kilómetros de la frontera con agentes de la Guardia Nacional de Texas, vehículos, alambre de púas, cerca metálica y contenedores de metal.

Pero los muros materiales, políticos, militares y humanos no podrán parar la migración, “porque es parte de la naturaleza del ser humano”, y en lugar de ponerles muros, las autoridades deben dialogar y crear nuevas políticas públicas que permitan una migración segura, digna y ordenada durante 2023, señaló el sacerdote Francisco Javier Calvillo Salazar, director de la Casa del Migrante de Ciudad Juárez. (Hérika Martínez Prado / El Diario)

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