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Juárez

Juarense en Ucrania: Se aferra a su cámara en medio de bombardeos

‘Ahí sí sentí realmente miedo’: fotoperiodista narra su experiencia en la guerra

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

miércoles, 20 abril 2022 | 11:02

Facebook David Peinado | Imagen captada por David de un oso de peluche tirado entre los escombros Cortesía | David Peinado, fotoperiodista juarense Facebook David Peinado | Peinado toma una foto a bomberos ucranianos afuera de un edificio atacado por las fuerzas rusas

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En medio de los bombardeos, la destrucción y el insomnio, David se aferra a su cámara con el fin de documentar los ataques del ejército ruso en Kharkiv, Ucrania.

“Sí me da miedo, pero a final de cuentas estoy aquí porque quiero hacer esto, porque siempre quise cubrir un conflicto armado”, confiesa el fotoperiodista juarense David Peinado Romero, de 36 años, quien desde hace 12 años ha cubierto la violencia y la migración en ésta y otras fronteras de México y América.

Al enterarse de la guerra, el fronterizo juntó sus ahorros para viajar hasta Ucrania, a donde llegó el pasado primero de abril, acompañado de los mexicanos Cristopher Rogel Blanquet y Eduardo Quiros Riesgo, con quienes ha hecho equipo para disminuir gastos y autoprotegerse.

“Espera, espera porque se está escuchando la alarma”, dice el fronterizo a través del teléfono, y luego de un breve silencio explica que el ejército ucraniano lanza una alarma, “muy parecida a la alarma sísmica”, cada vez que detecta un ataque aéreo, aunque a veces puede tratarse de un dron.

En Kharkiv son las dos de la mañana (las cinco de la tarde en Ciudad Juárez). David está en una casa que rentan los tres mexicanos alejada de la mancha urbana, en donde desde las ocho de la noche tienen que resguardarse debido a que existe un toque de queda, el cual no aplica para los periodistas, pero sí para el ucraniano que los traslada dentro de la ciudad.

Esta noche el objeto volador detectado por el ejército ucraniano sí lanzó un ataque ruso, y mientras relata cómo ha sido su cobertura escucha de lejos los estallidos.

Desde que comenzó en el fotoperiodismo, uno de sus mayores anhelos era cubrir una guerra, un anhelo que mientras él cumple mantiene a su esposa y a su familia “de rodillas”, rogando por su vida.

Cuando les dijo a su esposa y a su mamá que iría a Ucrania, “obviamente fue miedo, fue temor, fue la incertidumbre de lo que podía pasar, porque estar en una guerra es difícil, no es sencillo; sin embargo, apoyaron mi decisión de venir, porque para mí era importante documentar un hecho histórico, era lo que yo quería. Incluso mi mamá me compró el chaleco antibalas”, narra el ‘freelance’.

Se trata un chaleco nivel 4, “soporta tiros de AK-47. Pesa 10 kilos”, explica su madre, Ana Guadalupe Romero, sobre el chaleco que se ha convertido en la principal protección del segundo de sus tres hijos en medio de los ataques rusos.

“Me temblaron las rodillas y el alma cuando escuché las instrucciones sobre el manejo del chaleco antibalas, porque uno nunca piensa que pudiera pasar... David necesita esto para entrar a Ucrania. –‘Hay que tirar de aquí por si tienen que quitárselo rápido, o jalar esta correa por si hay que arrastrarlo’–, así me dijeron. Me retumban las palabras, sé que es hora de arrodillarme, y volveré a estar de pie hasta que regreses, hijo mío”, escribió la maestra jubilada en Facebook a su hijo antes de partir.

Junto al chaleco que le envió desde la Ciudad de México con su amigo Cristopher, su madre también le envió dos placas de identidad, las cuales tienen grabados su nombre, su tipo de sangre, su lugar de origen y el teléfono de su hermano menor.

“Son dos, una para el cuello y otra para su mochila. La idea fue porque sé que así las llevan los soldados de Estados Unidos, pero ellos llevan las dos juntas por si caen en combate, una se la ponen a la bolsa negra donde meten el cuerpo y la otra se la ponen adentro de la boca, para evitar cualquier confusión. Yo pedí dos pensando sólo en David y en su equipo (fotográfico), pues mi hijo va a regresar bien”, explicó Romero.

David no cree en Dios, pero al ser enviadas por su madre, esas cadenas con sus datos personales se han convertido para él en su mayor protección.

“Mi amigo me decía: qué mal presagio que tu mamá te haya mandado esa cadenita, porque esas cadenitas las usan los militares para si te mueres tengan cómo identificarte. Entonces, yo no me la iba a poner, pero de repente dije: no, lo contrario, me la voy a llevar como amuleto de la buena suerte, porque mi mamá me la dio y mi mamá me la dio con buenos deseos. Entonces eso es lo que traigo yo como una especie de amuleto de la suerte”, narra David mientras se escuchan del otro lado de la bocina los bombardeos de los que fueron alertados minutos antes.

Debido a los continuos estallidos, desde que llegó a Ucrania no se ha comunicado por teléfono ni con su esposa, ni con su mamá, para no asustarlas. Sólo a través de mensajes les informa que está bien.

“Con mi esposa me mensajeo usualmente, pero no me gusta hablarle por teléfono porque no quiero asustarla, porque pues se oyen las explosiones, se oye el sonido de la alarma, y se puede más o menos percibir el ambiente de tensión que hay en el lugar. Y con mi mamá me mensajeo menos, le mando un mensaje simplemente para decirle que estoy bien. Yo trato de no comunicarme tanto, porque lo que se vive aquí es fuerte, y mi intención es no asustarlas”, explica en medio de su insomnio.

Aunque David nació y creció en una ciudad considerada entre las más violentas del mundo, cubrir un conflicto armado es diferente, relata.

“Suena la alarma y es que va a caer una bomba, es un ambiente muy tenso, una gran parte de la población ya se fue de la ciudad, otra se refugia en el metro y otra continúa en los edificios. La mayoría de los ataques aéreos son interceptados por el ejército ucraniano, la mayoría de las veces logran interceptarlos, pero a veces caen restos de misiles y esas partes de metal en la ciudad matan gente, destruyen casas, destruyen carros. El ruido es muy fuerte”, relata mientras sigue escuchando los estallidos, que suelen ser siempre 18.

Aunque su cobertura ha abarcado varios pueblos, los cuales ya se encuentran seguros –la gran mayoría de la prensa está en ellos–, actualmente el ejército ruso está atacando Kharkiv desde cerca, por lo que desde hace unos días utiliza “morteros”, los cuales son “misilitos” que no pueden ser fácilmente detectados, y no se genera una alerta.

El sábado, David tuvo que correr a resguardarse en medio de un ataque de esos “morteros”, los cuales cayeron a una cuadra de donde estaban. Esa fue la primera vez que sintió realmente miedo.

“Todavía estoy como aturdido de los sonidos, porque el sonido de las bombas cuando te caen a esa distancia pues es muy, muy, muy fuerte. Cae el mortero y truenan los vidrios de los carros, truenan los vidrios de las casas, avienta escombro del hoyo que hace en el piso. Es una cosa… no sé qué palabra usar, pero realmente sí fue muy, muy impactante estar tan cerca de donde cae el mortero… se quebraban los vidrios de los edificios”, recuerda.

“Ahí sí sentí realmente miedo. Los demás muertos, los demás asesinatos que he visto, porque he visto bastantes cuerpos tirados, no me causaban miedo, porque ya he retratado bastantes muertos (en Juárez), entonces para mí era relativamente normal retratar muertos. Pero sentir que cae la bomba a una cuadra pues ahí sí sentí miedo ya de verdad”, confiesa.

En medio de los estallidos, David y otro grupo de periodistas con los que estaba tuvieron que correr a resguardarse en una estación del metro que se encuentra bajo una plaza, de donde salieron cuando dejaron de escuchar los ruidos para ir a documentar los daños ocurridos a unas cinco cuadras, en donde se observaba el humo. Sin embargo, a medio camino comenzaron a caer nuevamente los “morteros”.

“Íbamos hacia donde se veía el humo y ahí en medio empieza a caer todo, pum, pum, pum, pum; las explosiones. Ahí sí sentí miedo, cuando vi tronar los vidrios, cuando vi cómo tronaba todo, cuando me tocó estar en medio, ahora sí sentí miedo de verdad”, relata.

“Ese día hubo cinco muertos y 18 heridos”, dice quien usualmente comienza su cobertura a las ocho de la mañana, para visitar los edificios destruidos por los misiles que escucha durante toda la noche.

Los mexicanos ya han escuchado que debido a la cercanía del ejército ruso pronto podría entrar a la ciudad. Ellos planean salir hoy de ahí en busca de la historia de una persona que ayuda a evacuar a los ucranianos, ya que buscan continuar su cobertura durante todo abril.

Aunque David trabaja como freelance, sin una relación de dependencia laboral, también sube parte de su cobertura en Ucrania a una plataforma llamada Pexels, en la cual medios pequeños o quienes las necesiten pueden tomarlas a cambio de un donativo, el cual será destinado para comprar alimentos a quienes se han quedado atrapados en los pueblos atacados por Rusia.

“Me encontré un muchacho que se llama Max, quien nos estuvo ayudando a llegar a pueblos recuperados por el ejército ucraniano, pero lo que le pagábamos él lo gastaba en comprar despensa y regalársela a la gente de esos pueblos, porque en esos pueblos que están muy destruidos ya no hay tiendas, no hay dónde comprar comida y muchos no tienen luz, no tienen agua, no tienen gas, no tienen nada, y hay gente viviendo ahí entre las ruinas. Entonces, este muchacho está haciendo su mejor esfuerzo por ayudarlos. Y yo busco aportar dinero para que pueda comprar comida y pueda ayudarlos”, explica quien ha reunido apenas 150 dólares.

Ese dinero de verdad va a ser entregado, dice, pero hasta hora quienes han donado han sido sólo amigos, “sí de corazón quieres donar, puedes visitar mi perfil https://www.pexels.com/es-es/@davidpeinado”, pide David. 

hmartinez@redaccion.diario.com.mx

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