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Juárez

Maiker Barber Shop

Instala colombiano barbería en los límites del río Bravo

Con una mochila como asiento y una cobija levantada con las manos para hacer sombra, el migrante corta el cabello a sus compañeros

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

lunes, 22 abril 2024 | 06:00

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez | El grupo disfruta de la actividad

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Ciudad Juárez.- Después de recorrer más de 4 mil 500 kilómetros desde Colombia hasta Ciudad Juárez, y de permanecer horas a la mitad del río Bravo/Grande, Maiker improvisó ayer una barbería justo en los límites entre México y Estados Unidos. 

“Aviéntame ese talco”, pidió el colombiano al señalar un frasco verde que se le cayó en el bordo mexicano, mientras corría a la mitad del cauce huyendo de las autoridades mexicanas que mantenían un operativo en la frontera de Ciudad Juárez con El Paso.

Ya con el talco, el migrante instaló el “Maiker Barber Shop” sacó sus instrumentos y los extendió sobre una colcha tendida a mitad del río que ayer se encontraba casi seco, pero con hilos de agua alrededor de él y de más de un centenar de personas que acampaban rodeadas de un cerco de alambre con púas y agentes armados en ambos lados de la frontera. 

Con una mochila como asiento, le colocó una capa a otro de los migrantes a quien comenzó a cortarle el cabello, mientras un grupo de compañeros les hacían sombra con una cobija que levantaban con sus manos sobre sus cabezas, a la altura del bulevar Juan Pablo II y Antonio J. Bermúdez. 

Otro sudamericano encendió una bocina y uno más comenzó a bailar, mientras el viento y la tierra del desierto envolvía a los hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes que esperaban poder subir al bordo estadounidense. 

“Agua, queremos agua”, comenzó a gritarle un grupo a un agente de la Guardia Nacional de Texas quien permanecía frente a ellos, resguardando el cerco metálico rodeado de rollos de concertina que fue instalado en el bordo estadounidense por ordenes del gobernador Greg Abbott. 

Y después de que les lanzó a través del mismo cerco de púas, varias botellas de agua, comenzaron a repartírselas y agradecerle con aplausos. 

Una hora antes…

Apenas una hora antes, otros agentes de la Guardia Nacional de Texas los habían corrido del lugar disparándoles balas con gases lacrimógenos, para que regresaran a México. 

“Todavía nos arde la cara, nos gasearon”, narró un hondureño quien decidió regresar al bordo mexicano, mientras que alrededor de 130 personas más permanecían en los límites de ambos países. 

Con los rostros cubiertos, algunos adultos y niños, apenas dejaban ver sus ojos; mientras que otros esperaban acostados el momento para poder cruzar el cerco de alambre que les impedía llegar hasta la puerta del muro fronterizo ubicada en el marcador internacional número 36. 

Mujeres lavando sus tenis en el río casi seco, niñas y niños jugando y grupos caminando hacia otras puertas del muro fronterizo fue parte de lo que se vivió durante la mañana y parte de la tarde de ayer en la frontera de Ciudad Juárez con El Paso. (Hérika Martínez Prado / El Diario)

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