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Juárez

La tragedia de las madres migrantes

Huyen para salvar la vida de sus hijos

La falta de empleo y los niveles de violencia en sus países de origen obligan a estas mujeres a ir en busca del ‘sueño americano’

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

martes, 11 mayo 2021 | 13:26

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez | Una de las mujeres que espera en el ‘Kiki’ Romero Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez | En esta frontera las han tratado bien, aceptan

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Después de haber sido engañadas por los traficantes de personas, cansadas tras migrar durante semanas, sin dinero y con sus hijos en brazos, muchas veces enfermos, miles de madres migrantes de origen centroamericano han sido expulsadas de Estados Unidos a México, a través de Ciudad Juárez, bajo el llamado Título 42. 

En 2020 los huracanes dejaron sin empleo a Sandra en Honduras, por lo que pidió dinero prestado a su familia, tomó a su hija de cuatro años y decidió emigrar a Estados Unidos con la esperanza de poderle dar un futuro mejor; Ana viajó con sus tres hijos con el fin de reencontrarse con su madre, y María salió huyendo de la violencia en Guatemala con su hija de cuatro años. Pero todas fueron devueltas a México sin la oportunidad de solicitar asilo político. 

Del 11 de marzo al 2 de mayo, Estados Unidos expulsó a Ciudad Juárez todos los días a más de un centenar de centroamericanos que cruzaron por las fronteras de Tamaulipas con Texas y luego fueron trasladados en aviones a El Paso, la mayoría madres con hijos.

De acuerdo con el director de Derechos Humanos del Municipio, Rogelio Pinal Castellanos, tras ser adaptado como albergue temporal filtro, el gimnasio municipal “Kiki” Romero ha recibido a más de mil 500 migrantes, la mayoría madres con hijos de entre 2 y 4 años de edad, el 80 por ciento de los cuales han llegado a esta frontera con problemas respiratorios o de deshidratación. 

María, de 24 años, llegó al albergue con su hija Cristi de cinco años enferma, pero al igual que todos los menores fue revisada por un médico de Centros Comunitarios al ingresar.

Después de ser abandonadas por el “guía” al que le había pagado su familia para llegar hasta Estados Unidos, las dos guatemaltecas lograron cruzar una noche el río Bravo, entre Reynosa, Tamaulipas y McAllen, Texas, en donde tuvieron que esperar mojadas durante horas antes de ser detenidas.

“Nos dijeron que nos aguantáramos ahí el frío y como a las 7:00 de la mañana llegaron unos carros y nos llevaron… teníamos la ropa mojada, pero estábamos contentas porque ya estábamos en Estados Unidos. Nos dijeron que nos iban a llevar a un albergue de una iglesia, pero nos llevaron a otro lugar y yo esperaba que me entrevistaran, pero no”, narró la mujer, cuya hija comenzó a vomitar ante la falta de comida. 

Relatan sus historias

Entre lágrimas, María reclamó a las autoridades estadounidenses haber sido engañada al ser enviada a esta frontera, en donde recibió ropa, alimentos y medicamentos para su hija. 

Sandra también cruzó la frontera con su hija de cuatro años. “Pasamos el río por Camargo, Tamaulipas, cruzamos en una balsa”, narró la joven de 26 años de edad, quien gastó más de 6 mil dólares en el viaje que terminó con su expulsión por el Gobierno de Joe Biden a Ciudad Juárez.  

Sandra es otra de los cientos de madres migrantes expulsadas bajo el Título 42 que han sido albergadas en el último mes en esta frontera. 

“Yo trabajaba en un restaurante, pero después de los huracanes de 2020, después de la pandemia, nos quedamos sin trabajo, y no tenemos nada allá. Todo perdimos”, aseguró.

“Uno se enjarana (endeuda) con la familia para poder venir. Ahora quiero regresar para poder pagar, tengo miedo de volver a intentar (cruzar) y que me manden a otra frontera, porque todos los días están tirando gente de Estados Unidos”, dijo al ver frustrados sus sueños de llegar a Houston, junto con su hija. 

Después de migrar por 15 días desde Honduras hasta Reynosa, Sandra y su hija estuvieron detenidas dos días en Estados Unidos, en donde, aseguró, la menor siempre tenía frío, pero nunca supo a dónde iban. 

“En Estados Unidos lo tienen a uno encerrado, encerrado. Nos tiraban en el suelo, aquí tan siquiera tenemos las literas. La comida allá es fea, un jugo o agua y una manzana. Aquí está bien la comida, no nos han dado picante”, narró mientras su hija jugaba con otros infantes albergados. 

Sandra aseguró que nunca se les dijo que serían devueltas a México, por lo que se dio cuenta hasta que leyó la palabra “Ciudad Juárez” en el puente internacional.

“Nos dijeron que nos llevaban para otro albergue, y que de ahí nos iban a seguir el caso… fue difícil porque uno no piensa que viene para acá otra vez. Cuando ya cruzamos el puente y ahí decía Ciudad Juárez, ahí me di cuenta que era México”, dijo mientras estaba “sacando cuentas” sobre el costo de regresar a su país. 

Ana, de 30 años de edad, viajó con sus tres hijos desde Honduras hasta McAllen, con la intención de reunirse con su mamá en Estados Unidos y poder trabajar, pero fue rechazada por ser considerada un riesgo para la propagación del Covid-19 en el vecino país. 

“Ni siquiera nos hicieron la prueba (de Covid), simplemente lo deportan como si nada a uno. Ellos no toman nada en cuenta. Nosotras, las madres, sólo queremos una oportunidad para trabajar y darle lo mejor a nuestros hijos, pero a ellos nada de eso les importa”, lamentó la madre migrante.

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