Festejan a San Juan Bautista Scalabrini, padre de los migrantes y refugiados

Ciudad Juárez.- Con una celebración eucarística encabezada por el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, hoy se celebró en la Casa del Migrante a San Juan Bautista Scalabrini, considerado como el padre de los migrantes y refugiados.

Acompañado por los sacerdotes Francisco Javier Bueno Guillén, director del albergue católico y Guillermo Morton, párroco de la iglesia Corpus Christi, de Anapra, y miembro de la Sociedad Misionera de San Columbano, el obispo pidió a las autoridades y a la comunidad una toma de conciencia de todos a favor de los migrantes, para que sean superadas las malas políticas, la indiferencia, que no se les criminalice y que no sean olvidados.

“San Juan Bautista Scalabrini, santo obispo, un gran ejemplo de alguien que dedicó su vida a atender, a acompañar a los hermanos migrantes”, destacó el obispo, al pedirle que proteja a los migrantes y que a quienes colaboran en su atención les de sabiduría, fortaleza y lo necesario para atender y acompañarlos lo mejor posible.

Durante la misa celebrada en la capilla de la Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada junto al albergue, Torres Campos pidió a la iglesia, a la comunidad y a las autoridades de los tres gobiernos no ver a los migrantes como un número o como una estadística, sino ver al migrante como un hermano, como un prójimo que tiene dignidad, que es persona y que necesita ser cuidado, apoyado, orientado y auxiliado de muchas maneras.

“La realidad es complicada, un reto, un clamor grande que se eleva al cielo del dolor, del sufrimiento de tantos hermanos migrantes, refugiados, deportados, desaparecidos”, señaló.

Destacó que pese a los retos que enfrentan en su migrar, en el mundo, en América Latina, en México y en Ciudad Juárez hay mucha gente buena que entrega su vida a favor de los migrantes.

La Casa del Migrante de Ciudad Juárez fue fundada en 1983 por los misioneros Scalabrinianos, quienes se fueron de la ciudad en 2006 y dejaron el albergue a cargo de la orden de los Dominicos, quienes durante los años de mayor violencia también se fueron de la ciudad. Desde entonces, primero el sacerdote Francisco Javier Calvillo Salazar y ahora el sacerdote Bueno Guillén han dirigido el albergue.