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Juárez

Duermen en la calle en espera de una oportunidad de llegar a EU

El hondureño Genis Omar Romero Ramos relata que descansan 50 personas en la banqueta

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez

jueves, 09 febrero 2023 | 13:06

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez | El migrante perdió una pierna luego de caer del tren

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Ciudad Juárez.— En muletas, debido a que al caer del tren perdió una pierna, el hondureño Genis Omar Romero Ramos, de 31 años de edad, busca trabajo y albergue en Ciudad Juárez, en donde por seis noches ha tenido que dormir en la calle mientras espera una oportunidad para llegar a Estados Unidos. 

“Hay veces que uno siente que ya no va a lograr amanecer, se congela. Dormimos como 50 en la baqueta, y como 10 somos centroamericanos. Sí he ido a albergues, pero me dijeron que no; también fui a Coespo (Consejo Estatal de Población) pero ‘estamos llenos’, me dijeron; también les solicitaba a ellos si me podían ayudar con un par de muletas, pero me dijeron ‘vamos a ver, pero no te ofrecemos porque ahorita hay muchas personas’. Y ya necesito muletas porque éstas ya me lastiman mucho y siento que en cualquier rato se pueden quebrar”, aseguró. 

Genis Omar es uno de los aproximadamente 4 mil migrantes que las organizaciones sociales estiman que se encuentran en Ciudad Juárez en busca de una excepción humanitaria al Título 42 que les permita cruzar la frontera, poco más de 2 mil 200 de ellos albergados y el resto en cuartos de renta, hoteles, tapias, albergues de cuota o en la calle, como él. 

La primera vez que salió de Honduras en busca de trabajo en Estados Unidos fue hace más de 18 meses, pero al llegar a Reynosa se quedó dormido y se cayó del tren, el cual le amputó la pierna izquierda. 

“A mí me ha tocado bien feo en mi vida, luego me tocó este accidente en el tren, me dormí y me caí, a mí me sucedió eso como a las 7:00 de la noche y hasta otro día como a las 7:00 –de la mañana– me recogieron, yo ni me recuerdo mucho por el golpe, hasta los tres días desperté”, relató el hombre, a quien los mismos doctores que lo atendieron lo apoyaron económicamente para regresar a su país, debido a que cuando estaba hospitalizado murió su madre. 

Aunque estuvo unos meses en su país, la falta de oportunidades lo hizo migrar nuevamente el 8 de febrero de 2021, con la ilusión de llegar a Nueva York con una tía. 

“Le metieron fuego a mi casa… y de sólo ver el terreno decidí viajar para acá y echarle muchas ganas a ver acá qué dice Dios. Pero en muletas es más difícil, no es como la primera vez que viajé, que uno cualquier trabajo podía hacer, ya ahorita tengo que ver qué trabajo puedo desempeñar”, lamentó quien llegó hace siete días a Ciudad Juárez a bordo del tren de carga. 

Sin trabajo

A pesar de que ya logró cruzar la frontera una vez y trabajó 15 días en Estados Unidos, fue detenido por las autoridades y expulsado bajo el Título 42 a Tijuana, de donde fue devuelto por el Instituto Nacional de Migración (INM) a Veracruz. Ahí consiguió obtener un permiso humanitario para permanecer en el país por un año. 

Aunque cuenta con un estatus migratorio regular, la falta de dinero lo hizo regresar a la frontera una vez más a bordo del tren. Con ayuda de otros migrantes, el hondureño logró llegar por tercera vez a la frontera norte de México, ahora a Ciudad Juárez, en donde ya ha buscado tanto albergue como trabajo, pero no ha logrado conseguir ninguna de las dos cosas, aseguró. 

Desde que llegó a la ciudad ha dormido en un callejón ubicado en el exterior de una iglesia cristiana, en la calle Dalias y el bulevar Bernardo Norzagaray, sitio en el que duermen diariamente unas 50 personas, entre ellas al menos cuatro mujeres. 

Parte de ellos dormían en casas de campaña, las cuales les fueron retiradas y destruidas el domingo pasado por la Policía municipal y trabajadores de Servicios Públicos Municipales, narraron los propios migrantes, quienes ahora duermen entre cobijas. 

Aunque ha buscado trabajo en el centro de la ciudad, Genis Omar no ha logrado conseguirlo en Ciudad Juárez, por lo que está agradecido con los pastores de la iglesia y la comunidad que acude a regalarles alimentos. 

“La verdad que de eso uno se siente agradecido, porque durante el camino uno ha sufrido muchas cosas, y gracias a Dios por esas personas”, dijo. 

El centroamericano tampoco cuenta con un celular, por lo que no ha podido acceder a la aplicación móvil CBP One en busca de una excepción humanitaria al Título 42 que le permita cruzar la frontera.

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