Juárez

Disfrutan posada navideña en la Casa del Migrante

El evento contó con la participación de más de 190 connacionales, guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y nicaragüenses

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El Diario de Juárez

lunes, 23 diciembre 2019 | 18:21

Omar Morales / El Diario de Juárez Omar Morales / El Diario de Juárez Omar Morales / El Diario de Juárez

Ciudad Juárez— Más de 190 migrantes de México y Centroamérica disfrutaron hoy de una posada navideña en la Casa del Migrante de Ciudad Juárez, donde esperan su turno de cruzar la frontera para solicitar asilo político al Gobierno de Donald Trump, o sus citas ante la Corte de Estados Unidos.

“A mitad del camino”, los migrantes olvidaron por unas horas los sentimientos de nostalgia y tristeza porque pasarán Navidad lejos de su familia, para disfrutar de una comida especial, dulces y piñatas.

Personal del albergue católico organizó la posada navideña en la que convivieron con los mexicanos y migrantes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

gracias al apoyo de la comunidad y del Club Rotario, una iglesia y amigos del padre Javier Calvillo, los migrantes pudieron disfrutar ayer de pavo, puré de papa y pasta, además de pastel, dulces y donas.

Menores y adultos se divirtieron pegándole a las tradicionales piñatas navideñas de cinco picos, de las que sacaron los dulces después de cantar el típico cantico  de “dale, dale, dale”.

Las risas y alegría se fusionó con la nostalgia de no lograr aún el llamado “sueño americano”, tras haber sido retornados para que esperen en Juárez, bajo el programa Permanecer en México o porque aún lo llega su turno de cruzar, confesaron algunas madres mientras se dijeron también agradecidas de que sus hijos pudieran recibir un regalo.

“Mi sueño era pasar Navidad con mi esposo y mi hijo en Estados Unidos”, dijo Ana Belia, Reynoso, una migrante de Guatemala que lleva 20 días en la Casa del Migrante de Ciudad Juárez con su hijo de tres años, mientras que su marido y su hijo mayor, Jenner Amado, de 11 años, los esperan en Pensilvania.

Ellos cruzaron un año por esta misma frontera, cuanto todavía no existía el fenómeno de retorno de los llamados Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés), por lo que mantienen su proceso de asilo político en el vecino país, después de haber huido de amenazas de extorsión.

Con una cita ante la Corte de El Paso para el próximo 5 de marzo, Ana Belia solo pidió un regalo esta Navidad a Santa Claus y al presidente de Estados Unidos: “que los dejen están en juntos en familia”, lejos de la violencia de su país, donde ella era ama de casa y su esposo trabajaba en el campo.

“Voy a esperar hasta marzo, a ver qué Dios dice”, dijo la mujer indígena, de Concepción Guatemala, cuya lengua materna es el mam, pero habla también español.

María Modesta también es una mujer indígena guatemalteca, que salió de su país el primero de diciembre con su hijo Bryan, de cinco años de edad. Ambos buscan huir de la Mara 18, narró ella entre lágrimas.

“Yo quería llegar a pasar Navidad a Estados Unidos, mi mamá y mi papá están tristes, porque estamos aquí y porque no puedo regresar a mi país”, dijo quien cruzó a Estados Unidos por el río bravo y después de tres días detenida fue retornada a Juárez, con una cita ante la Corte para el próximo 5 de marzo.

“Yo le dije a mi mamá que yo quería venir porque yo no quería que mataran a mi nene, se lo intentaron llevar porque no les di dinero”, narró María mientras el pequeño migrante narraba que fueron unos hombres en un carro blanco, pero que él logró escapar con su abuela.

Bryan y decenas de menores más recibieron durante la posada dulces y juguetes donados por la comunidad para que disfruten esta Navidad.

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