Juárez

Cumple sus 8 años en el puente… nadie lo festeja

Las mejillas de Kevin están quemadas por el frío; sin zapatos y con apenas una chamarra pasa sus días en espera de que autoridades de EU llamen a su familia

Hérika Martínez Prado/
El Diario

miércoles, 13 noviembre 2019 | 06:00

Las quemaduras por congelamiento en las mejillas de Kevin reflejan los casi dos meses que tiene viviendo junto al puente internacional Paso del Norte, donde el fin de semana cumplió ocho años de edad, sin saberlo porque su mamá no tuvo dinero para comprarle un pastel.

Kevin es uno de los aproximadamente 2 mil 700 migrantes mexicanos registrados para cruzar a Estados Unidos y solicitar el asilo político, junto a los tres puentes internacionales de Ciudad Juárez.

De acuerdo con las autoridades locales la cifra de quienes duermen en los campamentos varía todos los días dependiendo del clima, sin embargo la familia de Kevin, quien no habla ni escucha y tiene parálisis en una parte del rostro, ha permanecido junto al puente de la avenida Juárez porque unos días que se movieron fueron borrados de la lista.

“No sé si aguantemos, yo creo que nos vamos a regresar, vea sus cachetes quemados por el frío”, confesó su mamá, quien huyó con su esposo de Michoacán debido a la violencia, luego de que un hermano fue secuestrado y un sobrino fue víctima de una bala perdida.

Ellos llegaron el 6 de septiembre a Ciudad Juárez, con su hija y su yerno, pero después de días en los que los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) no les permitían cruzar la frontera para solicitar el refugio al Gobierno de Donald Trump, su hija y su yerno decidieron regresar a Michoacán.

“Los fuimos a llevar y nosotros nos regresamos, pero nos borraron de la lista, y todavía nos faltan 23 familias para cruzar, pero dejan entrar como a una diaria”, dijo la mujer quien confesó que el día más difícil fue el pasado martes, cuando cayó granizo sobre sus casas de campaña. 

Kevin sufrió quemaduras por congelamiento en las mejillas, dijo su mamá al mostrar la piel de su hijo, quien el sábado 9 de noviembre cumplió años en esta frontera.

“No le dije, porque no tengo para comprarle un pastel… quiero ir a Estados Unidos, a California, para que lo vea un doctor, no habla, no escucha y tiene parálisis facial, pero desde que tenía un año y medio no lo ha visto un doctor. Y allá (en Michoacán) ni siquiera me lo quisieron en la escuela, necesita atención”, dijo la mujer.

Ayer un grupo de cristianos les llevaron a los migrantes del puente del Centro un montón de ropa, entre la que Kevin y su mamá comenzaron a buscar rápidamente algo que le quedara para poderse abrigar durante la noche bajo su casa de campaña, cubierta de plásticos y sábanas metálicas térmicas que les dieron ayer autoridades.

En huaraches y con playera, la tarde de ayer el pequeño se tocaba la cara y jugaba con los otros niños, en espera de poder cruzar la frontera, lejos de la violencia de la que buscan huir. (Hérika Martínez Prado)

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