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Juárez

Cruza México 2 veces con tal de llegar a EU

Tras 308 días de travesía, tiene venezolano la esperanza de poder llegar a Nueva Jersey mientras duerme afuera del CIM Leona Vicario

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez

martes, 08 agosto 2023 | 12:49

Fernando Méndez / El Diario de Juárez | Dos hombres esperan en la banqueta para poder entrar al Centro Integrador El Diario de Juárez | Uno de los grupos sobre los vagones del tren

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Con la esperanza de llegar a Estados Unidos para trabajar y ayudar a su mamá en Venezuela, José Manuel suma hoy 308 días de travesía en los que ha cruzado la selva, ha dormido junto al muro fronterizo, ha sido deportado, ha viajado sobre los vagones del tren de carga y ha tenido que cruzar dos veces México para poder llegar hasta esta frontera. 

El sábado 5 de agosto, el sudamericano de 24 años de edad arribó por segunda vez a Ciudad Juárez a bordo del tren de carga que recorre el país, con la esperanza de esta vez sí poder llegar a Nueva Jersey, pero desde entonces ha tenido que dormir afuera del Centro Integrador para el Migrante (CIM) Leona Vicario, en espera de que se desocupe una cama para ser recibido.

“En el refugio le están dando prioridad a las familias, a las mujeres, a los hijos. Y los hombres hay que esperar a que uno salga para que entremos… con dinero no cuento y pa’ allá abajo todo es pago, y dicen que los refugios que están allá abajo también están abarrotados, éste es el más bueno que hay”, dijo sentado bajo la sombra, sobre la banqueta del albergue federal. 

El 3 de octubre de 2022 el venezolano comenzó su viaje solo, se despidió de su mamá y de su hermano y comenzó su camino hacia Estados Unidos, pero después de caminar durante tres días en la selva del Tapón del Darién, en la frontera ente Colombia y Panamá, descubrió que Estados Unidos había extendido el Título 42 para los venezolanos. 

“Estaba saliendo de la selva del Darién, estaba llegando a un campamento de unos indígenas allá en Panamá, cuando saco el teléfono y tenía señal y salía en las noticias que Estados Unidos había cerrado las puertas ya… imagínate, pasar tantos días en la selva pa’ enterarte que ya no podías pasar, como estaban pasando (los migrantes venezolanos)”, narró. 

‘Regresar ya no era una opción’

Después de salir de la selva, en la que tuvo que pagar a los “guías” para hacer el viaje más corto, regresar ya no era una opción para él, por lo que ese mismo mes llegó a Ciudad Juárez. En noviembre ingresó al albergue federal, en donde en enero, cuando inició la aplicación móvil CBP One, comenzó a solicitar una cita para ingresar a Estados Unidos, pero al no poder obtenerla y ante el fin del Título 42, en mayo decidió entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza. 

Luego de cruzar el río internacional –conocido en México como río Bravo y en Estados Unidos como río Grande–, José Manuel durmió seis días junto a la puerta 42 del muro fronterizo, hasta que el 12 de mayo fue recibido por la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso, la cual lo deportó a México a través Piedras Negras y luego el Instituto Nacional de Migración (INM) lo devolvió hasta Tabasco. 

“Estuve seis días antes del 12 esperando en la 42, nos tenían a todos ahí esperando para ser procesados y justo el 12 me pasaron y me detuvieron por el Título 8. Ahí en El Paso me tuvieron ocho días y después de enviaron esposado en avión a Laredo y de ahí fue que me regresaron por Piedras Negras; me entregaron a la migra mexicana y me lanzaron a Villahermosa, Tabasco”, narró el venezolano, quien volvió a subir el país hasta Torreón, en donde vivió dos meses. 

Falso rumor

Hace ocho días, un falso rumor de que Estados Unidos abriría hoy 8 de agosto la frontera y lanzaría un nuevo programa de refugio para los migrantes lo hizo subirse al tren de carga para llegar nuevamente a Ciudad Juárez, en donde hasta ayer permanecía a la intemperie. 

“No sé cuál es mi situación en Estados Unidos, no sé a quién preguntarle, si puedo o no puedo entrar”, dijo al asegurar que al ser devuelto a México no le fue entregado ningún documento y aunque él preguntó los agentes no le quisieron explicar su estatus migratorio, por lo que su esperanza es encontrar refugio en la ciudad para poder ser asesorado sobre la mejor manera de cruzar la frontera. 

Mientras tanto, José Manuel duerme junto a más de una docena de hombres migrantes en el exterior del albergue federal, la mayoría cuyos familiares se encuentran adentro. 

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