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Juárez

Camina haciendo historia con notas de su trombón

Su ‘amigo fiel’, regalo de su padre, lo acompañó en la travesía desde Venezuela hasta EU donde espera por asilo

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

lunes, 05 febrero 2024 | 07:26

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez | Frente a cientos de migrantes de distintas nacionalidades formados en el bordo estadounidense en espera de ser procesados por la Patrulla Fronteriza, el venezolano interpretó el Himno Nacional de su país el 12 de diciembre de 2022 en esta ciudad Cortesía | El sudamericano desafió la selva de El Darién junto con su hermano y un grupo de migrantes originarios de diversos paísses Cortesía | Sonriente, posa para la lente de la cámara, al final de un servicio en un ministerio de alabanzas de una iglesia cristiana, en Colorado, EU

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Ciudad Juárez.- En busca de un mejor futuro, Gabriel viajó más de 10 mil kilómetros hasta Ciudad Juárez con el trombón que le regaló su papá a los 12 años de edad, desde Perú hasta Estados Unidos, en donde continúa en la gestión de un Estatus de Protección Temporal (TPS).

Después de recorrer nueve países junto a su hermano, en los que pasó la selva del Tapón del Darién y viajó sobre los vagones de cinco trenes de carga por México, el venezolano Gabriel Josué Infante Pabique, quien actualmente cuenta con 24 años de edad, llegó en diciembre de 2022 hasta el bordo del río Bravo, en donde entonó el Himno Nacional de su país con su “amigo fiel”.

“El trombón siempre ha sido mi compañero, mi amigo fiel, mi todo, mi fuente de todo, porque con eso trabajo, eso me da de comer. Toco cuando estoy estresado, cuando estoy triste; viajé con él en la selva y en el tren, toqué el Himno en el río Bravo”, compartió.

Gabriel comenzó con la música a los 10 años de edad y a los 12 su papá –quien es músico de profesión– le regaló su primer instrumento, con el que formó parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela, hasta que a los 19 años viajó a Colombia con una oferta de trabajo en un grupo musical, después de tres años se mudó a Perú, y un año después migró a Estados Unidos. 

El viaje hasta Ciudad Juárez duró tres meses y medio, siempre cuidando su instrumento. En la selva lo llevaba “en la espalda, amarrado a una mochila. En el tren, agarré cinco trenes, desde San Luis… en Torreón había una parte donde teníamos que agarrar el tren corriendo y ya casi lo dejaba ahí ese día, pero mi hermano me ayudó y lo agarró mientras yo me subía al tren”, relató. 

El 9 de diciembre  de 2022 él y su hermano llegaron a Ciudad Juárez, donde fueron arropados por la iglesia cristiana Ministerio Guerreros de Jehová, ubicada frente al río Bravo, a la altura del marcador fronterizo número 11. 

El 12 de diciembre, el venezolano cruzó el bulevar Bernardo Norzagaray para llegar hasta el bordo fronterizo y comenzó a tocar al Himno de su país parado frente a cientos de migrantes de distintas nacionalidades que esperaban a ser procesados por la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso, formados entre el cauce internacional y el muro fronterizo. 

“Es como una alegría con tristeza, primeramente la alegría porque ya estamos a un paso, pero tristeza porque me siendo como quien dice discriminado como venezolano,  pero si es cuestión de Dios de que me tiene aquí, es por una voluntad”, dijo el originario de Miranda, Venezuela, parado frente a Estados Unidos, que entonces mantenía la orden de salud pública llamada Título 42 para los venezolanos. 

Esa misma tarde Gabriel apoyó a un grupo de extranjeros y de mexicanos a colocar un letrero en los límites del río Bravo, en el que se leía “Buen viaje”.

Un día después, se dedicó a cruzar comida, agua y toallas sanitarias a quienes esperaban del otro lado del río en espera de ser recibidos por la Patrulla Fronteriza. 

Pese a la sensación térmica que la mañana del 13 de diciembre de 2022 era de 0 grados centígrados en esta frontera, Gabriel se quitaba los tenis una y otra vez para introducirse al agua helada que le cubría las pantorrillas. 

“Hay una señora que me pidió unas Kotex porque está en sus días, y la Coca-Cola, otros quieren pizza, ya he traído varias pizzas, varios pedidos que me han hecho para apoyarlos; lo hago por los niños que están sin comer y eso, es un apoyo de corazón para ellos”, dijo el migrante de entonces 22 años de edad, quien días después decidió cruzar la frontera de manera irregular. 

Temperaturas aún más bajas e intensas nevadas lo recibieron en Estados Unidos, en donde consiguió hasta enero un trabajo temporal en Colorado, después un trabajo por un mes en la construcción en Washington, y actualmente trabaja nuevamente en Colorado mientras toca su trombón en un ministerio de alabanzas de una iglesia cristiana. 

Vía telefónica, narró que ya se pudo comprar dos trombones más, uno usado y uno nuevo, para poder mantener en buen estado a “su amigo fiel”, el cual le regaló hace 12 años su padre, quien se encuentra en Venezuela. 

Dijo que su hermano permanece actualmente en busca de asilo en Estados Unidos, mientras que él está gestionando un Estatus de Protección Temporal (TPS) contra la deportación, un beneficio que ofrece el gobierno de Joe Biden a los venezolanos que ingresaron al país antes de julio de 2023.

“Gracias a Dios ya tengo un año y casi dos meses acá y una de las cosas es que Dios me salvó, porque ya no tomo, ya no hago nada de loco en el mundo, esa es una de las bendiciones por las que más estoy agradecido. Y con mi trabajo ya he podido comprar mis cosas y pagar el arriendo”, destacó el trombonista, quien la próxima semana tendrá su cita biométrica.

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