‘Ayúdenos a saber si es mi niña’

Ciudad Juárez.— “Ya son ocho meses y no nos dicen nada, ayúdenos a saber si es mi niña”, es la súplica que hace Sandra Lorena Huiracocha desde una comunidad indígena de Ecuador, en donde todos los días espera que le digan si el cuerpo sin vida de una mujer extranjera encontrado en Ciudad Juárez la noche del 2 de septiembre pasado es el de su hija desaparecida. 

Hoy 264 hace días que Andrés Marqués, un migrante ecuatoriano trans de 20 años de edad, cuyo nombre oficial es Lizeth Yolanda Topón Huiracocha, se comunicó por última vez con su mamá desde esta frontera, a donde fue expulsado de Estados Unidos bajo el Título 42. 

Hoy también suman 258 días de que fue encontrada sin vida una mujer ecuatoriana en un motel abandonado, cuya causa de acuerdo con las autoridades fue un infarto. 

Debido a las características físicas, la nacionalidad y las fechas, la madre cree que podría tratarse de su hija; sin embargo, la cancillería de su país ya le ha realizado dos pruebas de ADN, pero siguen sin informarle si el cuerpo que permanece en el Servicio Médico Forense (Semefo) es el de su hija. 

De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE) aunque ellos resguardan el cuerpo, por tratarse de una persona de origen extranjero el trámite lo realiza la Embajada de Ecuador en México y la Fiscalía General de la República (FGR). 

“Sólo me dicen que lo tiene México”, narró ayer la madre al suplicar que le digan si se trata de su hija, ya que hace cerca de cinco meses que le realizaron la primera prueba de ADN para enviarla a esta frontera y más de uno y medio la segunda, sin que le den más datos. 

“Quisiera ir”, lamentó quien no cuenta con los recursos para trasladarse hasta esta frontera a buscar a Andrés, quien salió el 24 de agosto pasado de su país debido a la discriminación que vivía, por pertenecer a la comunidad LGBTI+. 

Aunque El Diario solicitó la información sobre el proceso a la Embajada de Ecuador en Monterrey, las autoridades se han negado a proporcionar información sobre el caso. 

Andrés vendía paraguas con su mamá en las calles de Cuenca, Ecuador, pero la discriminación y la necesidad de reunir dinero para sus medicamentos hormonales lo hizo migrar hacia Estados Unidos a través de Ciudad Juárez, en donde desapareció.