Juárez

Sospechoso merodeó casa de asesinada: testigos

Residentes aseguran que vieron a un desconocido acechar la vivienda donde estaba la víctima

Staff/
El Diario de Juárez

sábado, 19 enero 2019 | 21:17

Ciudad Juárez- La vivienda de María Pánfila Ramos Soto, de 76 años, asesinada a golpes durante la madrugada de ayer dentro de su domicilio presuntamente saqueado, fue acerchada por un hombre horas antes de que perdiera la vida, indicaron vecinos de la occisa a reserva de su identidad.

Vestido con una pijama y una chamarra, el sospechoso a quien describen como "un jarochito" de 25 a 28 años, merodeó la vivienda 893, ubicada en la calle Grafito con esquina en Azucenas de la colonia Altavista, por aproximadamente una hora antes de retirarse.

“Nomás notamos a un muchacho en la esquina, se miraba que estaba armado porque se metía mucho la mano a la bolsa de la chamarra. Mi hermano caminó para donde estaba y le preguntó que qué quería pero no le hablaba, no le respondía muy bien. Cambiaba de esquina a esquina. Le íbamos a decir a la Policía porque nunca lo habíamos visto por aquí”, dijo una vecina del sitio.

“También lo vi, ya estaba oscuro, era la hora cuando salen los de la secundaria, como pasaditas las 7 (de la tarde). Y venía uno de los estudiantes, hasta al niño le dio miedo. Yo me quedé afuera hasta que el niño pasara, no vaya a ser que le haga algo, pensé”, refirió otra habitante del lugar.

En entrevista, quienes conocían a doña María, como conocían a la víctima, señalaron que era una mujer tranquila, que sólo salía de su casa a tirar la basura y barrer mientras se apoyaba de la pared para caminar; destacaron que se quedaba sola mucho tiempo, y que era muy confiada debido a que “a todos les habría la puerta”.

“A mí se me hace raro que los perros no hayan ladrado, tiene unos perros muy grandes. Si no ladraron y no se ven forzadas las puertas a lo mejor fue alguien que ella conocía. Se me hace raro que no hayan ladrado”, dijo otra de las vecinas.

Fue interrumpida por otra mujer: “Los perros (grandes) ya no se han visto ahí. A lo mejor le abrió pensando que era su nieto que trabaja de Uber y llega a esa hora o a lo mejor la señora no estaba con las puertas atrancadas. Esa puede ser otra posibilidad”.

El arrepentimiento ronda entre los entrevistados que vieron al sospechoso: “Le hubiéramos llamado a la Policía. Nada nos costaba”, se decían mientras platicaban del caso queriendo deducir qué fue realmente lo que sucedió.

Ayer, en el patio frontal de la vivienda amarilla, donde ocurrió el asesinato, dos pequeños cachorros Husky jugaban entre sí a un costado de un frondoso pino sembrado en el sitio. A pesar de que el sol imperaba en el sector, la luz del foco exterior de la casa se encontraba encendida por lo que aparentemente nadie se encontraba al interior a pesar de que afuera una troca blanca estaba estacionada.    

De no ser por los pedazos de cordones rojos policiacos con la leyenda “precaución” que siguen en el sitio, el hecho en el que la mujer quedó boca arriba sobre su cama con un cojín ensangrentado sobre el rostro, pasaría desapercibido por quienes circulan el área.   

close
search