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Internacional

Quedan familias en Gaza atrapadas y hambrientas

El bebé Jihad y sus padres se encontraban en un armario junto con otras cinco personas en el hospital Al-Shifa, mientras las tropas israelíes atacaban

The New York Times

miércoles, 24 abril 2024 | 06:00

The New York Times | Varios menores acuden con sus recipientes para recibir un poco de alimento por parte de grupos de ayuda humanitaria

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Después de nacer durante la guerra, el bebé no había comido en más de un día, dijo su padre --- ni fórmula ni nada.  Sus padres ya habían gastado el último dinero que les quedaba en comida, vendieron la joyería de oro de su madre para comprar leche y le suplicaron a otros evacuados que les dieran agua para mezclarla con la fórmula en polvo.

Pero después todo se acabó.

El bebé Jihad y sus padres, Nour Barda y Heba al Arqan, se encontraban atrapados en un armario junto con otras cinco personas en el Hospital Al-Shifa en Gaza durante el mes pasado, mientras las tropas israelíes atacaban.

Tenían un poco de tomillo palestino y hojas verdes para comer, pero sólo eso, y el agua suficiente para humedecer sus bocas de vez en cuando, le comentó Barda al reportero de The Times.

Al-Shifa estaba en el mismo hospital en donde nació Jihad hace cinco meses --- durante los cuales ha estado buscando un poco de comida durante todo el día o estando a punto de ser acuchillado por un poco de harina.

Todo lo que pueden hacer los padres es sentarse y observar a sus hijos hambrientos.

Después de dos días ya no soportaron más, Jihad no había comido en 28 horas.   Sosteniendo una camiseta sucia de Jihad que colocaron en un palo de escoba y cargando al bebé se dirigieron a los soldados israelíes.

Se dirigieron al sur de Gaza ese mismo día junto con otros civiles que huyeron de la redada del hospital.

La invasión de Israel al norte del territorio, en donde vivía la familia antes de la guerra, significaba que no les quedaba nada sino la hambruna.

En Gaza, en donde Israel cortó la mayoría del agua del territorio y los suministros de comida antes de la guerra, hizo que la agricultura sea casi imposible, Naciones Unidas dice que la hambruna es probable que inicie a finales de mayo.

Cuando la gente de Gaza empiece a morir de hambre a gran escala, dicen los expertos, sucederá primero en el norte y con los más vulnerables:  los niños con enfermedades médicas pre-existentes, adultos mayores y los infantes, nacidos durante la guerra, que nunca han conocido una alimentación completa.

Opciones desesperadas

Nacido antes de la guerra, Muhanned al-Najjar ni siquiera tenía dientes cuando empezó la guerra.

Después que su familia se albergó en una escuela cerca de su casa en Khan Younis, en el sur de Gaza, Hanaa al-Najjar, su madre, dijo que alimentó a Muhanned con fórmula en polvo que les suministró Naciones Unidas, comprándosela a los revendedores porque ella no recibió ninguna ayuda.

Lo mismo sucedió con el agua que necesitaba para mezclar la fórmula, la cual cuesta 80 centavos de dólar la botella, y la adquirió en la calle.

Cuando se acabó la fórmula y las fuerzas israelíes rodeaban el área en el mes de febrero, al-Najjar empezó a alimentar a Muhanned con pan humedecido en frijoles enlatados y sopa de lentejas distribuidos por los grupos de ayuda.

No había comidas frescas preparadas ni vegetales.

Muhanned era un bebé saludable, dijo al-Najjar, pero a los 20 meses de edad, perdió el apetito, dejó de comer mucho y caminar. Bebía más agua, pero lo más que podía darle eran dos tazas al día.

En febrero, fuerzas israelíes ordenaron evacuar el albergue.  Cuando la familia iba saliendo, los soldados detuvieron al esposo de al-Najjar.

Ella y sus cuatro hijos buscaron refugio sin él y terminaron en una tienda de campaña en Rafah, una ciudad en el extremo sur de Gaza.

Sin tener a dónde ir

Cada día meses después del nacimiento de su hijo, desde las 9 a.m. hasta el atardecer, Barda buscaba comida y no encontraba lo suficiente.  Los mercados estaban cerrados, los agricultores abandonaron sus cultivos, las panaderías no estaban funcionando y la ayuda disminuía.

Las personas en el norte de Gaza están tan desesperadas que los pocos camiones de ayuda que arriban usualmente provocan un frenesí ilegal.

Siempre que Barda trata de unirse a la muchedumbre que jala los costales de harina de los camiones, hay que ser valiente para llegar hasta el frente entre todos los hombres armados con navajas y en raras ocasiones ha tenido éxito.

Perdiendo la esperanza

A mediados de marzo, en un hospital de campo en Rafah, los médicos le dieron a Muhanned al-Najjar leche fortificada y un suplemento nutricional y le dijeron a su madre que lo llevara nuevamente para revisarlo.

Dos días después, pudo comer algo del suplemento y beber un poco de leche, además de más agua de lo habitual, lo cual fue una buena señal.

Al-Najjar dijo que lo dejó dormir unas horas en la tienda de campaña de su cuñada, en donde las moscas no pudieran molestarlo.

Cuando regresó, trató de darle a Muhanned un poco de leche fortificada pero su pequeño rostro se puso blanco.

Lo llevaron a dos hospitales pero finalmente unos médicos ingresaron a Muhanned a la unidad de cuidados intensivos en el Hospital Europeo de Gaza, en donde le pusieron oxígeno.

Cuando Al-Najjar regresó, Muhanned estaba muerto. Lo pudo ver una vez más antes de ser inhumado en un cementerio improvisado cerca del hospital.

Ella no ha tenido noticias de su esposo desde su detención.  “Me siento perdida, mis hijos enfrentaron una pérdida y ha sido difícil que su papá no esté con nosotros”.

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