Nuevos reclutas rusos ya están en Ucrania tras pocos días de entrenamiento

Media docena de soldados rusos hablan de haber sido enviados a una zona de intensos combates en el este de Ucrania solo 11 días después de su movilización. Cuando se le pregunta sobre su práctica de tiro, un recluta barbudo dice: “Una vez. Tres revistas”.

En un pueblo cerca de Ekaterimburgo, en el centro de Rusia, hombres recién movilizados marchan en su lugar vestidos con ropa de calle. “Sin ametralladoras, nada, sin ropa, sin zapatos”, dice un observador no identificado. “La mitad de ellos tienen resaca, son ancianos, corren peligro: la ambulancia debería estar de servicio”.

En otros lugares, decenas de familiares de soldados rusos recién reclutados se agolpan frente a un centro de entrenamiento y les pasan artículos a los reclutas a través de la cerca: botas, boinas, chalecos antibalas, mochilas, sacos de dormir, colchonetas para acampar, medicinas, vendas y comida.

“Así no es como se hace”, dijo una mujer llamada Elena al medio de comunicación Samara Online. “Compramos todo”.

A pesar de las leyes draconianas que prohíben criticar la “operación militar especial” en Ucrania, las redes sociales rusas están inundadas de escenas como las anteriores capturadas en videos de amplia circulación. Dichos puestos están poniendo en tela de juicio al Ministerio de Defensa por actuar tal como predijeron los expertos militares occidentales: enviar a Ucrania a miles de soldados recién reclutados, sin entrenamiento y mal equipados, demasiado desesperados por tapar agujeros en sus líneas defensivas para moldear a los hombres en unidades cohesivas.

“En el mejor de los casos, les están dando lo básico y, en el peor, nada, y los están lanzando al combate, lo que sugiere que estos tipos son, literalmente, carne de cañón”, dijo William Alberque, especialista en las fuerzas armadas rusas y director del programa de control de armas en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, una organización de investigación con sede en Londres.