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Internacional
lunes, 15 marzo 2021 | 21:30
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Nueva York— Cuando el mandatario de China, Xi Jinping, se reunió con los delegados del Partido Comunista de Mongolia la semana pasada, les urgió a no ceder en la lucha para mejorar el medio ambiente.
Este lunes, grandes partes de China experimentaron lo malo que aún puede ser el medio ambiente.
La tormenta de polvo más grande y fuerte en una década arrasó la parte norte de China provocando que aterrizaran cientos de vuelos, cerraran las escuelas en algunas ciudades y se afectara a decenas de millones de personas --- desde Xinjiang en el extremo oeste hasta el Mar Bohai, de acuerdo al servicio meteorológico de China.
La tormenta, que ocurrió después de semanas de smog, recordó el “aeroapocalipsis” que el país ha experimentado desde hace unos años, haciendo fallidos los esfuerzos del gobierno para solucionar lo que se ha convertido en una crisis de salud política y pública.
Esos esfuerzos mejoraron la calidad del aire significativamente, especialmente en la capital. Pero en esta semana, tres fuerzas --- la recuperación industrial posterior al Covid, el impacto del cambio climático en los desiertos del norte de China, y la tardía tormenta invernal --- se combinaron para crear una situación peligrosa y sofocante.
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