¿Funcionan los toques de queda vs el Covid?

Con el aumento de las infecciones por coronavirus y una nueva variante contagiosa que amenaza con acelerar la pandemia, Francia ha implementado un estricto toque de queda de 6 p.m. a 6 a.m. Los ciudadanos de todo el país están recluidos en el interior y las empresas deben cerrar.

En Quebec, los funcionarios canadienses impusieron una restricción similar a principios de este mes, a partir de las 8 p.m. hasta las 5 a.m.

La pregunta para los científicos es la siguiente: ¿funcionan los toques de queda para ralentizar la transmisión del virus? De ser así, ¿bajo qué circunstancias? ¿Y por cuánto?

Un toque de queda requiere que las personas estén adentro durante ciertas horas. A menudo se usa para sofocar el malestar social (muchas ciudades impusieron toques de queda durante las protestas de George Floyd este verano) y después de desastres naturales o emergencias de salud pública.

Pero los toques de queda también se han utilizado como instrumentos de represión política y racismo sistémico. Hace décadas, en los llamados pueblos de la puesta del sol en los Estados Unidos, a los afroamericanos no se les permitía salir a las calles después del anochecer y, a menudo, se les obligaba a irse por completo.

A medida que se desarrollaba la pandemia, Australia y muchos países europeos impusieron toques de queda, bajo la teoría de que mantener a las personas en casa después de una hora determinada retardaría la transmisión viral. Por lo general, los toques de queda se implementaron junto con otras medidas, como el cierre anticipado de negocios y el cierre de escuelas, lo que dificulta determinar la efectividad del toque de queda.

La evidencia científica sobre los toques de queda está lejos de ser ideal. No ha habido una pandemia como esta en un siglo. Si bien los toques de queda tienen un sentido intuitivo, es muy difícil discernir sus efectos precisos sobre la transmisión viral, y mucho menos la transmisión de este coronavirus.