Internacional

Devasta pandemia a los países pobres

México ya se encontraba en una recesión, y muchos de sus empleos dependen de la producción de bienes para EU

The New York Times

domingo, 05 abril 2020 | 16:42

 En Nueva Delhi, una vendedora de frutas cuyas ventas se han reducido a la mitad ahora diluye la leche que da a sus cinco hijos. En Turquía, una empresa que ofrece paseos en globos aerostáticos mandó a sus 49 empleados a un descanso indefinido y redujo su salario a la mitad.

En Manila, un cantinero de una línea internacional de cruceros está varado en casa. En Johannesburgo, una madre que se gana la vida trenzando el cabello regresa a casa con las manos vacías.

Y en Buenos Aires, un conductor de taxi recorre las calles desiertas en busca de pasajeros, temeroso de contraer el coronavirus, pero todavía más aterrado de perder su taxi si no puede hacer los pagos. "Esta situación me rebasa", dijo.

Al tiempo que la pandemia detiene impresionantemente a la economía global, los países más vulnerables del mundo sufren daños cada vez mayores. La inversión internacional está huyendo de los mercados emergentes a un ritmo no visto desde la crisis financiera del 2008, mermando el valor de las monedas y obligando a las personas a pagar más por bienes importados como alimentos y combustible.

"Para los mercados emergentes, esto será igual de malo, o potencialmente hasta peor, que la crisis financiera global", dijo Per Hammarlund, estratega del Grupo SEB, un banco de inversiones globales con sede en Estocolmo. "Es sombrío".

También es una amenaza para el porvenir global. Los mercados emergentes representan el 60 por ciento de la economía mundial en términos de poder adquisitivo, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Una desaceleración en los países en desarrollo es una desaceleración para el planeta.

Desde el sur de Asia hasta África y América Latina, la pandemia confronta a los países en desarrollo con una emergencia de salud pública combinada con una crisis económica, una exacerbando a la otra. Las mismas fuerzas actúan también en las naciones ricas. Sin embargo, en los países pobres -donde miles de millones de personas viven al borde de la calamidad incluso en las mejores épocas- los peligros se amplifican.

Esto ocurre justo en el momento en que muchos gobiernos tienen una deuda que limita su capacidad para ayudar a los más necesitados. Desde el 2007, la deuda total pública y privada en los mercados emergentes se ha multiplicado de alrededor del 70 por ciento de la producción económica anual al 165 por ciento, reporta Oxford Economics.

La pandemia ha detonado una fuerte salida de la inversión internacional de los mercados emergentes hacia la seguridad de los bonos del Gobierno de Estados Unidos.

Apenas el año pasado, mercados emergentes como China, India, Sudáfrica y Brasil vieron 79 mil millones de dólares en influjos de inversión, de acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales. Durante los dos últimos meses, una cantidad neta de 70 mil millones de dólares en inversión salió de esos países.

Algunos países hasta podrían caer en moratoria -particularmente Argentina, Turquía y Sudáfrica.

"La velocidad es impresionante", señaló Sergi Lanau, economista jefe adjunto del Instituto de Finanzas Internacionales. "Quienes ya eran vulnerables para empezar definitivamente enfrentan una situación realmente retadora".

La mayoría de los economistas da por hecho que ya se vive una recesión mundial.

El que la industria esté trastocada en todo el planeta ha reducido de manera drástica la demanda de materias básicas, golpeando a productores de cobre como Chile, Perú, la República Democrática del Congo y Zambia, además de los productores de zinc como Brasil e India. Los exportadores de petróleo son susceptibles al bache al tiempo que los precios permanecen bajos, generando presión en Colombia, Argelia, Mozambique, Irak y Nigeria.

México ya se encontraba en una recesión, y muchos de sus empleos dependen de la producción de bienes para EU, que ahora ha aplicado un verdadero cierre de emergencia.

En las naciones ricas, los gobiernos han liberado billones de dólares en gasto y crédito para limitar el daño económico. Pero en los países pobres, quienes sobreviven reuniendo chatarra de metal de los basureros podrían morir de hambre si se quedan en casa.

"Algunos de estos países realizarán desagradables experimentos de la vida real con el enfoque 'que pase lo que tenga que pasar', porque simplemente no veo cómo puedan controlarlo", comentó Gabriel Sterne, de Oxford Economics. "En un barrio de Soweto, ¿cómo puedes aislarte? Las consecuencias sociales de muerte entre los más débiles y los ancianos sencillamente serán monstruosas".

India, un país de mil 300 millones de personas, parece muy expuesto.

Shagun, de 45 años y madre de cinco hijos, estaba sentada en la acera rebanando fruta que vende a los conductores de rickshaws. Ha racionado la comida para sus hijos. "Esperemos en Dios que no nos desalojen, porque entonces sobreviviremos con sólo una comida al día".

Argentina se encontraba en peligro antes de la pandemia. La deuda del Gobierno llegó a cerca del 90 por ciento de la producción anual, una señal alarmante de peligro.

Para Alejandro Aníbal Alonso, un taxista de 53 años y padre de dos hijos, los riesgos son cada vez mayores. Su acreedor le envió un correo electrónico amenazante: "Los pagos no se detienen debido al coronavirus", rezaba.

Se aguantó sus temores y recogió a un visitante que llegaba al aeropuerto proveniente de los Países Bajos. "Ahora no puedo decirle que no a un viaje", dijo.

En Manila, Reynaldo Tating, de 57 años, está en casa.

Al igual que millones de filipinos que trabajan en el extranjero, pasa ocho meses del año navegando por el mundo en cruceros, preparando cocteles para turistas. Ahora, le preocupa que su patrón pudiera quebrar.

"No sé si podremos retomar nuestros empleos", dijo. "O si aún tenemos empleo".

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