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Internacional
sábado, 26 septiembre 2020 | 16:13
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El mundo todavía no cuenta con una vacuna probada contra el coronavirus, pero eso no ha detenido a los funcionarios chinos de tratar de inocular a decenas de miles, si no es que cientos de miles de personas, sin observar el proceso tradicional de pruebas.
Tres vacunas que son candidatas están siendo inyectadas a los trabajadores que el gobierno considera como esenciales, junto con muchas otras personas, incluyendo empleados de las mismas empresas farmacéuticas.
Los funcionarios están haciendo planes para vacunar a más personas, citando un uso de emergencia, apostándole en grande a que las vacunas demuestren eventualmente que son seguras y efectivas.
La prisa de China ha dejado perplejos a los expertos de todo el mundo. Ningún país ha inyectado a tan enorme escala a sus pobladores con vacunas no probadas fuera del habitual proceso de ensayo de medicamentos.
Las vacunas no probadas podrían tener efectos colaterales dañinos. Su inefectividad podría dar una falsa sensación de seguridad y alentar un comportamiento que podría provocar más infecciones.
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