Diario
Tomada de internet
Gran Bretaña otorgó hoy la autorización de emergencia a la vacuna contra el coronavirus de Pfizer, adelantándose a Estados Unidos para convertirse en el primer país occidental en permitir vacunas masivas contra una enfermedad que ha matado a más de 1.4 millones de personas en todo el mundo.
La decisión dio inicio a una campaña de vacunación con pocos precedentes en la medicina moderna, que abarca no solo hielo seco ultrafrío y bandejas de viales de vidrio, sino también una cruzada contra la desinformación contra las vacunas.
El hecho de que Gran Bretaña venza a Estados Unidos para obtener la autorización —en una vacuna desarrollada en conjunto por el gigante farmacéutico estadounidense Pfizer, nada menos— puede intensificar la presión sobre los reguladores estadounidenses, que ya están siendo criticados por la Casa Blanca por no moverse más rápido para hacer llegar las dosis a las personas. Y ha suscitado un debate mundial sobre cómo sopesar la desesperada necesidad de una vacuna con el imperativo de garantizar a la gente que es segura.
"La ayuda está en camino con esta vacuna, y ahora podemos decir eso con certeza, en lugar de todas las advertencias", dijo el secretario de salud británico, Matt Hancock, mientras el gobierno se regocijaba con la autorización.
Si bien el visto bueno es un buen augurio para Gran Bretaña, que rompió con la órbita reguladora de la Unión Europea para aprobar la inyección anticipadamente, no tendrá ningún efecto en la distribución de los cientos de millones de dosis que otros países ricos han adquirido en contratos prepagos.
También ofrece poco alivio a los países más pobres que no pueden permitirse comprar suministros por adelantado y pueden tener dificultades para pagar tanto las vacunas como las demandas excepcionales de distribuirlas.