Diario
Internacional
jueves, 24 enero 2019 | 13:54
Caracas.- Este jueves Estados Unidos y Venezuela se hallaban inmersos en un tenso estancamiento, mientras la administración Trump mantuvo en el país al personal de su embajada a pesar de la orden oficial de expulsarlos y Rusia exige que los estadounidenses dejen de “intervenir” en el inestable país rico en petróleo, publicó The Washington Post.
Moscú y Pekín llevan años respaldando a la nación socialista sudamericana, invirtiendo miles de millones de dólares en préstamos y tratos energéticos y dando pie a lo que hoy en día constituye un dramático juego de poder global sobre el futuro venezolano. El miércoles, Washington reconoció a Juan Guaidó, el líder de la oposición apoyada por Estados Unidos, como el mandatario de Venezuela por derecho, describiendo como usurpador al presidente Nicolás Maduro.
Dicha medida instó a Maduro a romper el miércoles relaciones con Washington y ordenar la salida de los diplomáticos estadounidenses del país. El secretario de Estado Mike Pompeo rechazó la orden de Maduro, señalando que los empleados estadounidenses no se moverían.
El jueves, el presidente ruso Vladimir Putin entró en la disputa, llamando personalmente a Maduro a fin de ofrecerle su respaldo, dijo el Kremlin, y refiriéndose a la situación venezolana como “crisis política interna intensificada por fuerzas externas”.
La rápida intensificación de la crisis que se ha transformado en cuestión de poder global sugiere la estratégica importancia del país sudamericano, donde se localizan las mayores reservas petroleras a nivel mundial y que desde hace dos decenios es considerado bastión de Rusia en la región.
Mediante tuit, el jueves Estados Unidos solicitó que el Consejo de Seguridad de la ONU sesione el sábado para abordar la crisis en Venezuela.
El jueves parecía probable que la mayoría de los empleados estadounidenses fueran sacados del país en medio de las tensiones al alza.
La embajada anunció que permanecerá abierta para los ciudadanos de Estados Unidos que necesiten “servicios de emergencia”, pero canceló la mayor parte de las citas de venezolanos para tramitar visas.
Pero la decisión del gobierno de Trump de mantener abierta la embajada, desafiando a Maduro, representó un peligroso albur, convirtiendo a los empleados en lo que ahora es una impredecible crisis nacional.