Internacional
sábado, 28 diciembre 2019 | 09:45
Ciudad de México— Si bien muchas misiones de paz han enfrentado acusaciones de explotación y abuso sexual por personal de la ONU contra mujeres de la comunidad local, hay poca información empírica de las experiencias de las mujeres y niñas que conciben y crían a los niños que nacen de dichas relaciones.
Un estudio de Sabine Lee y Susan Bartels recopiló testimonios acerca de embarazos por relaciones con personal militar de la ONU durante la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH) de 2004 a 2017.
Las académicas entrevistaron aproximadamente a dos mil 500 haitianos sobre las experiencias de mujeres y niñas que viven en comunidades que albergaron misiones de paz.
El 10 por ciento (265 testimonios) versaba sobre niños cuya paternidad correspondía a los cascos azules.
Los países con mayor número de personal implicado en dichos abusos fueron Uruguay, Brasil y Chile.
Personal uniformado y no uniformado de MINUSTAH ha sido relacionado con violaciones a derechos humanos que incluyen explotación sexual, violaciones e incluso homicidios.
La ONU ha reconocido públicamente que la introducción accidental del cólera en Haití se debe a los cascos azules.
Más de 800 mil habitantes del país han necesitado atención médica y al menos 10 mil han fallecido a causa de la enfermedad.
Miembros del personal de la ONU ofrecían bienes, alimentos y pequeñas cantidades de dinero a chicas menores de edad a cambio de tener relaciones sexuales, en las cuales solían contagiarlas de enfermedades venéreas.
Presuntamente, al menos 134 cascos azules procedentes de Sri Lanka explotaron sexualmente a nueve niñas de 2004 a 2007.
Tras conocerse estos hechos en 2017 gracias a un reportaje de The Associated Press, 114 cascos azules fueron obligados a volver a Sri Lanka, pero sin acusaciones ni juicios después de ser repatriados.
Ninguna de las relaciones podría calificarse de consensuada, pues la mayoría de las chicas era adolescente y no cumplían con la edad mínima para dar su consentimiento.
Lee y Bartels concluyeron que la pobreza en un factor clave para la explotación sexual y el abuso del personal de la ONU; la repatriación de los soldados implicados suele dejar a la mujer con el niño en situación de pobreza extrema; y las relaciones íntimas y los amoríos con soldados de tez clara pueden verse como deseables.