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Estados Unidos

Vidas perdidas por la pandemia: un mexicano hombre de mar

Carlos Sandoval vivió durante décadas en Phoenix pero jamás dejó de escuchar el llamado de su natal Guaymas

Associated Press

viernes, 07 agosto 2020 | 19:11

Associated Press

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Phoenix— Carlos Manuel Sandoval vivió durante décadas en Phoenix, en el borde del desierto sonorense, pero jamás dejó de escuchar el llamado de su natal Guaymas, un puerto pesquero en México.

Más de 25 años después de mudarse con su familia a Phoenix, donde adquirieron la ciudadanía estadounidense, Sandoval regresaba a Guaymas y otras poblaciones de la costa del Mar de Cortés al menos una vez al año.

Su esposa, su madre y sus hermanas vivían en Phoenix, lo mismo que sus hijos, que se casaron y tuvieron sus propias familias.

Don Manuel, como lo llamaban todos, tenía 65 años cuando murió el 30 de junio de complicaciones derivadas del Covid-19. Para entonces tenía nueve nietos, dos bisnietos y el cuerpo marcado por cicatrices de varias operaciones, incluidos dos trasplantes de riñón.

Rosa Sandoval, su mujer, dijo que su marido le tomaba la cara entre las manos cada vez que iba al hospital y le decía, “¡eres muy bonita, me gustas mucho!”.

Rosa escuchó esas palabras por última vez cuando su esposo ingresó a la Clínica Mayo de Phoenix. Lo internaron en cuidados intensivos con un aparato de oxígeno para ayudarle a respirar. Aguantó durante casi dos semanas.

Sandoval y Rosa eran adolescentes cuando se conocieron en Guaymas, donde sus abuelas eran amigas íntimas. Él tenía 18 años y ella 17 cuando tuvieron su primer hijo, Carlos, y entonces se casaron. Años después tuvieron una hija, Azalia y otro hijo, Noé.

A diferencia de su esposo, Rosa Sandoval dijo que no le gustaba el mar y nunca aprendió a nadar. Por eso no echó de menos el ruido de las olas sobre la costa o los chillidos de las gaviotas cuando se radicaron en Phoenix.

Carlos Manuel Sandoval padre trabajó durante muchos años para una empresa de limpieza de ventanas. Ella trabajaba en un mercado de pescado regentado por otro hombre de Guaymas, pero cada vez que podía, Sandoval cargaba su equipo de pesca en el auto y se iba —a veces sólo, a veces con toda la familia— a visitar su pueblo u otros lugares de la costa del Mar de Cortés e incluso la costa del Pacífico de Baja California.

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