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Estados Unidos

Sufren efectos del fracking: tiembla y se hunde la tierra

La constante extracción e inyección de líquidos ha provocado cambios geológicos complejos, que están generando preocupación entre las comunidades locales que desde hace mucho tiempo apoyan al petróleo y al gas

Agencia Reforma

martes, 30 abril 2024 | 23:48

Archivo / Agencia Reforma | Algunos científicos dicen que el desplazamiento del suelo, mostrado en datos proporcionados por SkyGeo, una empresa de observación de la Tierra, podría afectar a infraestructura como carreteras

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Nueva York.- En una desolada franja de desierto que se extiende por el oeste de Texas y Nuevo México, los perforadores están bombeando más crudo que Kuwait. La producción petrolera es tan frenética que enormes extensiones de tierra literalmente se hunden y se comban, de acuerdo con información publicada por The Wall Street Journal.

La tierra se ha hundido hasta 28 centímetros desde el 2015 en una parte importante de la Cuenca Pérmica, a medida que los perforadores extraen enormes cantidades de petróleo y agua, arroja un análisis de datos satelitales por parte de The Wall Street Journal. En otras áreas donde los perforadores eliminan las aguas residuales en pozos subterráneos, el terreno se ha elevado hasta 12.5 centímetros en el mismo periodo.

La constante extracción e inyección de líquidos ha provocado cambios geológicos complejos, que están generando preocupación entre las comunidades locales que desde hace mucho tiempo apoyan al petróleo y al gas. Terremotos relacionados con la eliminación de agua han sacudido a los residentes y llevado a los reguladores estatales a intervenir. Algunos investigadores temen que las aguas residuales puedan terminar contaminando los escasos suministros de agua potable.

"Están afectando la geología del suelo, la superficie", dijo Ty Edwards, un residente del condado de Pecos, Texas, que ayuda a administrar el agua subterránea en la región, sobre los productores de petróleo.

El paisaje afectado es el resultado directo de la perforación a escala industrial en la parte de Delaware de la Cuenca Pérmica. La producción de crudo ha alcanzado casi 3 millones de barriles de petróleo por día allí, consolidando el estatus de Estados Unidos como potencia energética y alimentando el motor económico de la región.

Además del crudo, las empresas de petróleo y gas están extrayendo cantidades masivas de agua subterránea, en el Delaware se producen, en promedio, entre 5 y 6 barriles de agua por cada barril de petróleo. Para eliminarlo, inyectan miles de millones de barriles de aguas residuales pútridas en pozos subterráneos de disposición.

Algunos científicos dicen que el desplazamiento del suelo, mostrado en datos proporcionados por SkyGeo, una empresa de observación de la Tierra, podría afectar a infraestructura como carreteras. Pero lo que más preocupa a los frackers y a los investigadores son las fuerzas que empujan el suelo hacia arriba.

Las actividades de petróleo y gas tienen mucho tiempo de remodelar el paisaje de lugares ricos en energía. En el último siglo, la producción de crudo causó que el terreno en el Puerto de Long Beach en California y sus alrededores se hundiera hasta 9 metros, provocando miles de millones de dólares actuales en daños y reparaciones a propiedades públicas y privadas. Más recientemente, los Países Bajos comenzaron a cerrar el mayor yacimiento de gas natural de Europa después de que los terremotos vinculados a la extracción de gas desataron una protesta pública.

Cuando el auge del shale dio un nuevo aire al Delaware hace unos 10 años, la cuenca producía menos de 500 mil barriles de crudo al día, reporta la firma de análisis Enverus. Hoy las compañías allí producen aproximadamente una cuarta parte de toda la producción de crudo de EU.

Como resultado, el volumen de agua salada y contaminada que las empresas tienen que manejar se ha disparado. El año pasado,las empresas inyectaron alrededor de 3.4 mil millones de barriles de agua en pozos para su disposición. Eso es aproximadamente la misma cantidad de agua que consume la ciudad de Nueva York en cinco meses.

Los frackers inyectan la mayor parte de esta agua a pozos que se extienden alrededor de 1.5 kilómetros bajo la superficie, lo cual es conveniente y relativamente barato. La perforación de series de pozos de inyección significa que las empresas no tienen que construir costosas tuberías para unir los sitios de disposición. Pero los volúmenes concentrados de agua aumentan la presión subterránea, lo que luego hace más difícil para las compañías perforar esos niveles hasta las rocas de shale.

Las compañías están teniendo que hacer ajustes importantes debido a los cambios de presión. Occidental Petroleum, por ejemplo, está construyendo pozos más robustos para hacer frente al aumento de presión, dijo Jeff Simmons, director petrotécnico de la compañía. Los ejecutivos de la empresa no especificaron cuál era el costo de la reingeniería.

Cuando Pioneer Natural Resources, otro productor, informó en el 2017 haberse topado con cambios de presión en la parte Midland del Pérmico, dijo que estaba gastando entre 300 mil y 400 mil dólares adicionales por pozo.

La creciente presión también limita la cantidad de agua que las compañías pueden disponer y las obliga a utilizar más energía para impulsar los líquidos, dijeron los ejecutivos.

Las compañías también han estado inyectando una menor porción del agua indeseada muy por debajo de los yacimientos de crudo, a profundidades de alrededor de 5 kilómetros. Los pozos de inyección profundos son mucho más caros que los poco profundos, pero permiten a los frackers verter más agua y hacerlo de una manera que no afecta las perforaciones posteriores. Pero hay un problema: el agua puede provocar el deslizamiento de fallas profundamente arraigadas, generando terremotos.

El número de terremotos en el Pérmico con magnitudes superiores a 2.5 saltó de 42 en el 2017, a 671 en el 2022, reporta B3 Insight. A finales del 2022, un terremoto de magnitud 5.4 en el condado de Reeves, Texas, provocó temblores que se sintieron hasta Dallas, El Paso y San Antonio, donde dañó un edificio histórico.

Los reguladores de Texas han impuesto restricciones a los volúmenes de inyección en la región, y ha disminuido el número de terremotos de magnitud 3.5 y superiores. Las comunidades locales se están preparando para más sacudidas. En Pecos City, una ciudad de aproximadamente 13 mil habitantes en el oeste de Texas, alrededor de 145 empleados municipales recibirán capacitación en preparación para terremotos, dijo el administrador municipal Charles Lino.

"Esa es la necesidad con la que tenemos que vivir", destacó.

Los perforadores indicaron estar asignando más dinero y cerebros a afrontar los problemas de presión y sismicidad. Chevron ha formalizado un equipo con un presupuesto que realiza estudios de embalses y busca formas de reutilizar más aguas residuales, entre otras cosas, dijo Cody Comiskey, consultor de ciencias de la tierra en Chevron.

Una creciente preocupación para los residentes y científicos es que las aguas residuales puedan migrar a los miles de pozos viejos en el Pérmico y contaminar los suministros de agua potable o migrar a la superficie, donde podrían dañar las tierras de los ranchos.

Los grupos de defensa han pedido al Gobierno federal que revise cómo el Estado regula la inyección de agua en la región. La Agencia de Protección Ambiental ha dicho que revisaría la petición de los grupos.

Con información de The Wall Street Journal. 

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