Diario
Estados Unidos
lunes, 30 septiembre 2019 | 08:21
Matamoros.- Miles de migrantes centroamericanos llevan varios meses varados en ciudades fronterizas mexicanas, ya que se les impide solicitar asilo en Estados Unidos debido a una serie de nuevas restricciones. En algunos lugares, enfrentan el secuestro, el asesinato y la agresión sexual, según un comunicado Departamento de Estado, riesgos comparables a lo que causó que muchos huyeran de sus propios países de origen en primer lugar.
Sus posibilidades de obtener acceso pasaron de ser escasas a casi imposibles a principios de este mes, cuando la Corte Suprema dejó en vigencia una nueva norma que exige a los migrantes que viajan rumbo a Estados Unidos solicitar asilo en los países por los que han pasado, solo para demostrar que ya se les ha negado la ayuda antes de poder solicitar refugio en la frontera.
Algunos ya se han dado por vencidos, aceptando tomar el transporte gratuito proporcionado por el gobierno estadounidense y las Naciones Unidas de regreso a sus países de origen en Centroamérica, pero muchos otros, que siguen atrapados en Matamoros, y otras ciudades a lo largo de la frontera, dijeron que la desesperación los ha llevado a considerar rutas más peligrosas y potencialmente mortales. Ya sea cruzando a través del río, o subiendo a camiones de carga calientes y sin aire que son conducidos por contrabandistas.
Las instancias de cruces furtivos reflejan un cambio importante en la dinámica en la frontera. En los últimos 18 meses, muchos de los cientos de miles de migrantes que han cruzado se entregan a agentes de la Patrulla Fronteriza, en lugar de esconderse de ellos, para solicitar asilo.
Las nuevas políticas de la administración de Trump han desempeñado un papel en la reducción drástica de estos casos, pero también parecen estar conduciendo a las personas a optar por una vía clandestina.
Según la Patrulla Fronteriza, la cantidad de migrantes que son atrapados en cajas de camiones de carga a lo largo de la frontera ha aumentado en un 40 por ciento este año.
Los agentes han sacado a más de 2 mil 700 migrantes en lo que va del año de pequeñas habitaciones en hogares y hoteles, conocidos como casas clandestinas, que los contrabandistas utilizan para ocultar temporalmente a las personas durante su travesía hacia el interior de Estados Unidos. Las redadas a estos escondites han aumentado en un 50 por ciento.
En el lado mexicano de la frontera, los contrabandistas se han convertido en la última esperanza para muchos migrantes que temen esperar meses mientras se procesan sus solicitudes de asilo estadounidenses, sabiendo que es probable que se les niegue la entrada a final de cuentas.
Muchos dijeron que solicitar asilo en otros países, como lo exige la política más reciente, es un esfuerzo inútil.
Países como Guatemala pueden ser igual de peligrosos y tienen retrasos de años en sus programas de asilo.
Las ciudades fronterizas de México, según muchos migrantes, no ofrecen mejores condiciones a las que dejaron en sus países de origen. El Departamento de Estado emitió una advertencia a los estadounidenses a que eviten viajar a lugares como Matamoros y Nuevo Laredo, al igual como se les advierte que no viajen a Corea del Norte y Siria, debido a la prevalencia de delitos violentos, gran parte de los cuales son perpetrados por los cárteles del narcotráfico que operan a lo largo de la frontera.