Presionan demócratas al Gobierno por respuesta más enérgica a favor del aborto

Washington.- El presidente Biden y el liderazgo demócrata tuvieron meses para prepararse para la caída de la Roe v. Wade, e incluso después de que se filtró un proyecto de fallo en mayo, tuvieron semanas para reunir planes concretos para contrarrestar un resultado que alguna vez fue inimaginable y que de repente parecía inevitable.

Sin embargo, mientras los republicanos celebraban la culminación de una campaña metódica de 50 años para derrocar el derecho al aborto en Estados Unidos, la respuesta inicial del presidente y su partido —exhortaciones a votar, llamadas a contribuciones, micrositios web que presentan a los republicanos como extremistas— molestó incluso a muchos compañeros demócratas como dolorosamente inadecuados para enfrentar un momento de peligro.

“No parecía que hubiera un plan de juego”, dijo Nina Smith, una estratega demócrata.

Las decisiones consecutivas de la Corte Suprema la semana pasada sobre las armas y el aborto, que atan las manos de los estados demócratas en la regulación de las armas de fuego y liberan a los estados republicanos para prohibir los abortos, marcaron el grado en que la sólida mayoría conservadora de 6 a 3 de la corte está lista para rehacer la vida estadounidense, moviendo el péndulo de la política hacia la derecha en temas clave.

Ahora, una cohorte cada vez más ruidosa de demócratas pide al liderazgo del partido, comenzando por Biden, que amplíe lo que se considera políticamente posible, antes de que el tribunal supremo bloquee o revierta las prioridades liberales en los años venideros. Pero aquellos que quieren expandir la Corte Suprema o pasar a acusar a los jueces que alguna vez hablaron de la Roe como una ley establecida, se enfrentan a un presidente institucionalista que durante mucho tiempo ha sido reacio a los cambios radicales en el poder judicial.

Hasta ahora, la pieza central de la respuesta de Biden ha consistido en instar a los votantes a respaldar a los demócratas en las elecciones intermedias, con la esperanza de galvanizar una base del Partido Demócrata que, según las encuestas, está de mal humor.