Presiona Trump a republicanos desleales

Estados Unidos— Los republicanos creen que tienen una buena oportunidad de tomar el Congreso el próximo año. Pero hay una trampa.

Las ambiciones del Partido Republicano de poner fin al control demócrata unificado en Washington en 2022 están chocando con una fuerza considerable que tiene la capacidad de influir en decenas de millones de votos: las demandas cada vez más vocales del expresidente Donald J. Trump de que los miembros de su partido permanezcan en una posición permanente de obediencia, respaldando sus falsas afirmaciones de una elección robada o arriesgándose a sufrir su ira.

En una serie de apariciones públicas y declaraciones durante la última semana, Trump ha señalado no solo que planea trabajar contra los republicanos que considera desleales, sino también que sus afirmaciones sin mérito de que el fraude electoral generalizado le costó la Casa Blanca en 2020 será su prueba de fuego, yendo tan lejos como para amenazar con que sus votantes no participarían en las próximas elecciones.

“Si no resolvemos el fraude en las elecciones presidenciales de 2020”, dijo Trump en un comunicado la semana pasada, “los republicanos no votarán en el 22 o 24. Es lo más importante que deben hacer los republicanos".

La obsesión del expresidente con las teorías de la conspiración refutadas es frustrante para muchos en su partido que lo ven como innecesariamente divisivo en un momento en que los republicanos sienten que están listos para recuperar la Cámara de Representantes y quizás el Senado en las elecciones de mitad de período de 2022. Les preocupa que pueda costarles a los republicanos escaños en el Congreso que de otro modo podrían ganar y complicar el objetivo más inmediato del partido de ganar la carrera para gobernador en Virginia el próximo mes.

La preocupación por los intentos de Trump de convertir todas las elecciones federales en un referéndum sobre él apunta a un debate más amplio entre los republicanos sobre cuál debería ser su papel, como alguien que sigue siendo singularmente popular entre la base del partido, pero que también es un lastre para los votantes indecisos y un motivador para que los demócratas se presenten fuertes en las elecciones de mitad de periodo.