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Estados Unidos

Por qué podría resultar difícil alcanzar un aterrizaje suave

La reducción en la inflación y enfriamiento del mercado laboral ha alimentado el optimismo entre economistas y funcionarios de la Reserva Federal

Agencia Reforma

martes, 19 septiembre 2023 | 08:12

The New York Times

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Nueva York, EU.- En vísperas de las recesiones de 1990, 2001 y 2007, muchos economistas de Wall Street señalaron que Estados Unidos estaba a punto de lograr un aterrizaje suave, en el que los aumentos a las tasas de interés domarían la inflación sin causar una recesión.

De manera similar, la combinación este verano de una reducción en la inflación y el enfriamiento del mercado laboral ha alimentado el optimismo entre economistas y funcionarios de la Reserva Federal de que este elusivo objetivo podría estar al alcance.

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Pero los aterrizajes suaves son raros por una sencilla razón: son difíciles de lograr. "Se necesita mucha suerte", dijo Antulio Bomfim, ex asesor de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, que ahora trabaja en Northern Trust Asset Management.

Los funcionarios de la Reserva Federal mantendrán las tasas estables esta semana después de elevarlas a un máximo de 22 años porque no quieren desperdiciar la oportunidad de lograr un aterrizaje suave.

El objetivo enfrenta cuatro amenazas: que la Reserva Federal mantenga las tasas demasiado altas durante demasiado tiempo, que el crecimiento económico se acelere, que los precios de la energía aumenten o que estalle una crisis financiera.

Una vez que la economía opera con poca o ninguna holgura, cualquier cosa que impulse la demanda podría avivar la inflación. Mientras tanto, cualquier cosa que reduzca la demanda podría hacer subir la tasa de desempleo, un proceso que es difícil de detener una vez que comienza, indicó Peter Berezin, estratega global jefe de BCA Research, en Montreal. Él espera una recesión en el segundo semestre del próximo año.

Los economistas señalan que desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha logrado sólo un aterrizaje suave y perdurable, en 1995. "Conducimos la economía de manera muy experta, pero además tuvimos suerte. No pasó nada malo", expuso Alan Blinder, economista que fue vicepresidente de la Reserva Federal de 1994 a 1996.

Esto es lo que podría salir mal esta vez.

Demasiado estricta

Primero, si la Reserva Federal mantiene las tasas demasiado altas durante demasiado tiempo, correría el riesgo de sufrir un bache innecesariamente grave. El aterrizaje suave de 1995 se produjo después de que los funcionarios de la Reserva Federal rápidamente recortaron las tasas. Después de duplicar su tasa de referencia de los fondos federales al 6% en los 12 meses a febrero de ese año, se dieron cuenta de que tal vez habían actuado de manera demasiado agresiva. Redujeron las tasas tres veces a partir de julio.

En aquel entonces, la inflación rondaba el 2 por ciento y los funcionarios de la Reserva Federal estaban subiendo las tasas para evitar que subiera. Hoy, con una inflación superior al 3 por ciento, están tratando de reducirla. Los funcionarios han indicado que mantendrán las tasas en niveles altos por más tiempo del que podrían haberlo hecho antes del reciente periodo inflacionario para garantizar que las presiones sobre los precios no resurjan.

Además, evitar una recesión si se controla la inflación requerirá mantener con el tiempo las tasas de interés cerca de su llamado nivel neutral, que no estimula ni desacelera el crecimiento. Como esta tasa no se puede observar, es difícil de identificar.

La economía sigue caliente

Segundo, el gasto de los consumidores y la actividad empresarial están mostrando señales de acelerarse nuevamente después de desacelerarse el año pasado. Si esto continúa, los funcionarios de la Fed podrían concluir que la caída de la inflación corre el riesgo de estancarse a menos que eleve más las tasas, lo que aumenta las posibilidades de una recesión.

La Reserva Federal sube las tasas para combatir la inflación desacelerando la actividad económica. Esto ocurre, en parte, porque los mayores costos de endeudamiento y los menores precios de los activos llevan a los ejecutivos a gastar y contratar menos, pero la economía ha demostrado hasta ahora sorprendentemente resiliente a las medidas agresivas de la Fed, ofreciendo menos señales de que las empresas están tomando esas medidas.

Mayores precios de la energía

Tercero, el aumento a los precios del petróleo amenaza con elevar la inflación y reducir el crecimiento al desacelerar el gasto discrecional. Un shock "estanflacionario" de este tipo "es lo opuesto a lo que se desea si se intenta realizar un aterrizaje suave", anotó Blinder.

Los picos en los precios del petróleo después de que la Fed comenzó a recortar las tasas en 1990 y 2008 contribuyeron a aterrizajes mucho más duros. Los precios de referencia de los futuros del petróleo crudo de Estados Unidos cerraron el viernes en aproximadamente 91 dólares el barril, casi 30 por ciento más desde junio. "No creo que hayamos llegado a ese punto todavía, pero si los precios del petróleo volvieran a subir por encima de los 100 dólares, definitivamente comenzaría a preocuparme más", apuntó Berezin.

El mercado financiero

Cuarto, la economía podría verse afectada por alguna crisis del mercado o crisis geopolítica. Muchos analistas ven el rápido ajuste de los costos de endeudamiento global y los efectos rezagados de aumentos pasados como una fuente de inestabilidad.

Un aumento adicional de medio punto porcentual a las tasas de interés ejercería mayor presión sobre el sector bancario y inmobiliario, advirtió Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase, en una conferencia la semana pasada.

Alertó sobre los riesgos que plantean los grandes y crecientes déficits presupuestarios de Estados Unidos que tienen que ser financiados por inversionistas al mismo tiempo que la Fed está reduciendo su cartera de activos de 8.1 millones de millones de dólares en títulos públicos. Ambos podrían poner a prueba la capacidad de los mercados financieros para digerir suministros cada vez mayores de bonos del Tesoro, que influyen en las tasas de interés de las hipotecas de viviendas y la deuda empresarial, sin mayores aumentos en los rendimientos.

"Existe una falsa sensación de seguridad de que esas dos cosas terminarán bien", dijo Dimon.

Edición del artículo original con información de The Wall Street Journal 

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