Por qué la salud pública enfrenta una crisis en Estados Unidos

Washington— Mientras sale del trabajo, la doctora Allison Berry mantiene un ojo atento en su espejo retrovisor, observa los vehículos a su alrededor, sopesando si necesita tomar una ruta más tortuosa a casa. Debe asegurarse de que nadie sepa dónde vive.

Cuando la pandemia azotó por primera vez el extremo norte de la Península Olímpica de Washington, la doctora Berry era una médico de familia popular y funcionaria de salud local, capacitada en bioestadística y epidemiología en la Universidad Johns Hopkins. Procesó los kits de prueba de Covid-19 en su garaje y entregó suministros a las personas en cuarentena, liderando una movilización que mantuvo a sus condados con algunas de las menores muertes en la nación.

Pero este verano, cuando una ola de variantes de Delta llevó el número de casos a niveles alarmantes, Berry anunció un mandato de cubrebocas. En septiembre, ordenó los requisitos de vacunación para comer en el interior.

Para entonces, para muchos en la comunidad, el enemigo no era el virus, sino ella.

La doctora Berry debería ser atacada "a primera vista", escribió un residente en línea. Alguien más sugirió traer de vuelta los ahorcamientos públicos. "Doctora Berry, vamos a por ti”, advirtió un hombre en una reunión pública. Una multitud enojada entró en el juzgado durante una sesión informativa sobre la respuesta del Covid-19 un día, buscándola, y los manifestantes también se presentaron en su casa, hasta que se enteraron de que Berry ya no vivía allí.

“En los lugares donde se necesita tomar medidas más estrictas, es lo menos posible hacerlo”, dijo Berry. “O porque tienes miedo de que te despidan o porque tienes miedo de que te maten. O ambos."

Los departamentos de salud pública estatales y locales de todo el país han soportado no solo la furia del público, sino también deserciones generalizadas del personal, agotamiento, despidos, fondos impredecibles y una erosión significativa en su autoridad para imponer las órdenes de salud que fueron críticas para la respuesta temprana de Estados Unidos a la pandemia.

Si bien el coronavirus ha matado a más de 700 mil en Estados Unidos en casi dos años, una víctima más invisible ha sido el sistema de salud pública de la nación. La salud pública, que ya carecía de fondos suficientes y estaba desatendida incluso antes de la pandemia, se ha visto aún más socavada de formas que podrían resonar en las próximas décadas. Una revisión del New York Times de cientos de departamentos de salud en los 50 estados indica que la salud pública local en todo el país está menos equipada para enfrentar una pandemia ahora que a principios de 2020.

“Hemos aprendido todas las lecciones equivocadas de la pandemia”, dijo Adriane Casalotti, jefa de asuntos públicos y gubernamentales de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud de los Condados y c3iudades, una organización que representa a los casi 3 mil departamentos de salud locales en todo el país. "Estamos atacando y quitando autoridad a las personas que intentan protegernos".