Para Trump, mayo podría ser el mes definitivo

Nueva York.— Quien dude del poder del apoyo de Donald Trump, no tiene que ver más allá de la competencia entre candidatos al Senado de Ohio.

Desde el 15 de abril, cuando Trump apoyó a JD Vance en las primarias republicanas, el capitalista y autor de “La Elegía de los Pueblerinos”, se colocó en la cima de los sondeos públicos.

Vance avanzó del 11 por ciento de posibles votantes en marzo a un 23 por ciento en este momento, de acuerdo con Fox News.

La verdadera prueba sobre la habilidad de Trump está aproximándose: las elecciones actuales que empezarán en Ohio el martes. Trump ha apoyado a candidatos en por lo menos 40 primarias republicanas que se van a llevar a cabo en mayo.

La mayoría de esas competencias involucran a un funcionario que está en el poder y que no enfrenta ningún contrincante de cuidado.

Sin embargo, en las competencias estatales, desde Pennsylvania hasta Georgia y de Idaho hasta Carolina del Norte, la intervención de Trump podría ser decisiva.

Los republicanos están observando esas competencias muy de cerca para detectar señales de que el dominio de Trump en el partido está disminuyendo.

En privado, muchos operadores del Partido Republicano consideran al ex presidente como un lastre. Y aunque él ha mostrado una habilidad única para energizar a la base del partido y conseguir nuevos votantes, esos operativos siguen considerando la posibilidad de que se postule nuevamente en el 2024, anclando candidatos en las boletas a una figura errática y divisiva que fue rechazado por los votantes indecisos en el 2020.

Todos saben que Trump aún tiene empuje, pero nadie sabe qué tanto.

“El riesgo para Trump es que si los candidatos que ha apoyado terminan perdiendo, su influencia sobre los votantes de las primarias republicanas se verá sustancialmente disminuida”, comentó Whit Ayres, un encuestador republicano que desde hace tiempo ha desempeñado ese trabajo.

Hay mucho en juego para la democracia estadounidense. En Georgia, Trump está tratando de desbancar al gobernador Brian Kemp y al secretario de Estado Brad Raffensperger, dos republicanos que se rehusaron a ayudarlo a anular los resultados de la elección del 2020 y se han convertido en los principales objetivos del ex presidente.

En ambos casos, Trump está apoyando a sus contrincantes que han adoptado la falsa narrativa de que le robaron la elección.