Diario
Estados Unidos
lunes, 22 abril 2019 | 11:38
Washington.- El presidente Trump miró alrededor del salón y notó que el teniente general H.R. McMaster, quien en ese entonces era su asesor de Seguridad Nacional, mantenía la cabeza inclinada sobre un cuaderno, escribiendo algo.
El general McMaster era un prolífico tomador de notas, ya que registraba los detalles con el fin de tener una referencia posterior, una práctica que difícilmente parecía inusual para alguien que está a cargo de un enorme aparato de seguridad nacional.
Sin embargo, eso encolerizaba a Trump, quien un día, de acuerdo a personas que estuvieron en el salón, le espetó a su asesor.
“¿Por qué siempre estás escribiendo? Le dijo.
El general McMaster murmuró una respuesta que nadie recordó después, y que no fue suficiente para dejar satisfecho al presidente.
Como lo dejó en claro el reporte del fiscal especial Robert S. Mueller III durante la semana pasada, Trump le tiene alergia a los registros por escrito de las reuniones y conversaciones, ya que algunos de ellos han sido utilizados para perseguirlo.
Por lo tanto, los asesores de Trump toman notas de las interacciones que tienen con el presidente o emiten memorándums inmediatamente después para mantener registros en tiempo real, en algunos casos simplemente para entender correctamente el asunto y hacer mejor su trabajo, pero en otros casos, simplemente a manera de supervivencia.
Mientras que los asesores de las pasadas administraciones reconocieron que las notas podrían filtrarse al público y decidieron no registrar la información sensitiva por escrito para proteger al presidente, muchos de los actuales asesores toman nota por escrito para protegerse a sí mismos DEL PRESIDENTE.
“Yo no tomé notas cuando trabajé para los presidentes Clinton ni Obama”, comentó el abogado W. Neil Eggleston. “Ahora que me entero que esas personas están haciéndolo para asegurarse que no están formando parte de una conspiración criminal, es algo que nunca consideré. Toman notas para protegerse a sí mismos”, dijo.