Diario
Estados Unidos
lunes, 30 diciembre 2019 | 08:54
New York.- La revisión de la ley de impuestos federales en el 2017 fue el logro legislativo característico de la presidencia de Donald J. Trump.
El mayor cambio en el código tributario en tres décadas, la ley redujo los impuestos para las grandes empresas, como parte de un esfuerzo para convencerlos de que invirtieran más en Estados Unidos y desalentarlos de acumular grandes ganancias en el extranjero.
Los ejecutivos corporativos, los principales inversores y los estadounidenses más acaudalados elogiaron los recortes de impuestos como una bendición única en una generación, no solo para sus propias fortunas sino también para la economía de Estados Unidos.
Pero las grandes empresas querían más —y, poco después de que la propuesta se convirtiera en ley en diciembre del 2017, la administración Trump comenzó a transformar el paquete fiscal en una mayor ganancia inesperada para las corporaciones más grandes del mundo y sus accionistas. Las facturas de impuestos de muchas grandes compañías han terminado incluso siendo más pequeñas de lo que se anticipaba cuando el presidente firmó la ley.
Una consecuencia es que el gobierno federal podría recaudar cientos de miles de millones de dólares menos en la próxima década de lo previsto anteriormente. El déficit presupuestario ha aumentado a más del 50 por ciento desde que Trump asumió la presidencia y se espera que supere el billón de dólares en el 2020, en parte como resultado de la ley tributaria.