Le quitan pena de muerte por discapacidad intelectual

El máximo tribunal penal de Texas volvió a sentenciar ayer miércoles a cadena perpetua al preso condenado a muerte Tomás Gallo, al dictaminar que tiene una discapacidad intelectual demasiado grande para ser ejecutado.

Un jurado del condado de Harris condenó a muerte a Gallo por asesinar a la hija de 3 años de su novia. Después de que el sentenciado cuidara a Destiny Flores, la niña fue encontrada con una fractura de cráneo y había sido gravemente agredida sexualmente.

Durante su juicio de 2004, la defensa de Gallo intentó convencer al jurado de que tenía una discapacidad intelectual. En 2002, la Corte Suprema de Estados Unidos prohibió el uso de la pena de muerte contra personas con discapacidad intelectual basándose en la restricción de castigos crueles e inusuales establecida por la Octava Enmienda.

Pero décadas más tarde, en un raro caso de cooperación entre la defensa y los fiscales, ambas partes presentaron conclusiones de hecho y de derecho juntas alegando que la discapacidad intelectual de Gallo le impide ir a la cámara de ejecución.

Richard Ellis, abogado de Gallo, dijo a The Texas Tribune que la cooperación de la oficina del fiscal de distrito del condado de Harris fue crucial para la decisión del miércoles de la Corte de Apelaciones Penales de Texas.

“Reconocieron que esto era una injusticia”, comentó Ellis. “Reconocieron la larga y abrumadora documentación que se proporcionó para demostrar la discapacidad intelectual del señor Gallo”.

La presentación conjunta también citó el falso testimonio del Dr. George Denkowski, un psicólogo que examinó al acusado, como prueba de que Gallo debería ser retirado del corredor de la muerte. A Denkowski se le prohibió evaluar a personas condenadas a muerte en 2011 después de que sus métodos de prueba fueran criticados por ser poco científicos.

La decisión del miércoles fue la segunda vez este año que el tribunal de apelaciones penal expulsó a un hombre del corredor de la muerte basándose en reclamaciones de discapacidad intelectual. En marzo, Randall Mays fue nuevamente sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de dos ayudantes del sheriff en el condado de Henderson.