La cronología de auxilio en asalto a Capitolio

Washington— El pasado 6 de enero, desde una habitación de seguridad en el Capitolio, mientras los seguidores de Donald Trump golpeaban a la Policía y destrozaban el edificio, el entonces Vicepresidente de EU, Mike Pence, trató de imponer el orden. En una llamada telefónica urgente al Secretario de Defensa en funciones, lanzó una demanda tajante. 

"Despejen el Capitolio", dijo Pence.

En otra parte del edificio, el ahora líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, estaban haciendo una petición similar a los líderes militares, exigiendo al Ejército que desplegara la Guardia Nacional.

"Necesitamos ayuda", dijo Schumer con desesperación, más de una hora después de que se abriera una brecha en la cámara del Senado.

En el Pentágono, los funcionarios discutían sobre los informes noticiosos de que el caos no se limitaba a Washington y que otras capitales estatales enfrentaban una violencia similar en lo que tenía los ingredientes de una insurrección nacional.

"Debemos establecer el orden", dijo el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, en una llamada con los líderes del Pentágono.

Pero el orden no se restablecería en horas.

Estos nuevos detalles sobre el asalto están dentro de un documento no revelado previamente preparado por el Pentágono para uso interno que fue obtenido por la AP y examinado por funcionarios gubernamentales actuales y anteriores.

La línea de tiempo agrega otra capa de comprensión sobre el estado de miedo y pánico mientras se desarrollaba la insurrección, y pone al descubierto la inacción del entonces Presidente Donald Trump y cómo ese vacío contribuyó a una respuesta más lenta por parte del Ejército y la Policía.

Sin Trump comprometido, la respuesta a la insurrección cayó sobre los hombros de los funcionarios del Pentágono, un puñado de asesores de alto rango de la Casa Blanca, y en líderes del Congreso y el Vicepresidente que se refugiaron en un búnker seguro para manejar el caos.

A las 16:08 horas del 6 de enero, mientras los alborotadores deambulaban por el Capitolio para frenar la certificación de la victoria electoral de Joe Biden, el Vicepresidente Pence estaba en un lugar seguro, llamando a Christopher Miller, el secretario de Defensa en funciones, y exigiéndole respuestas.

La llamada de Pence a Miller duró sólo un minuto. Pence dijo que el Capitolio no era seguro y preguntó a los líderes militares cuánto tomaría asegurar el edificio, según el documento.

A estas alturas ya habían pasado dos horas desde que los trampistas abrumaron a la Policía del Capitolio, que no estaba preparada para un evento de esa magnitud. Los alborotadores irrumpieron en el edificio, tomaron el Senado y desfilaron hasta la Cámara. A su paso, dejaron destrucción y escombros. Decenas de oficiales resultaron heridos, algunos de gravedad y cinco personas murieron.

En la mañana del 6 de enero, las multitudes comenzaron a reunirse cerca de la Casa Blanca para un mitin del Presidente Trump. Según los planes del Pentágono, el secretario de Defensa en funciones solo sería notificado si la multitud supera las 20 mil personas.

Poco antes del mediodía, Trump dijo a sus partidarios que marcharan hacia el Capitolio. La multitud en el mitin fue de al menos 10 mil. A las 13:15 horas, la procesión ya estaba en camino.

Cuando los manifestantes llegaron a los terrenos del Capitolio, algunos se volvieron violentos de inmediato, atravesaron las débiles barreras policiales frente al edificio y golpearon a los agentes que se interponían en su camino.

A las 13:49 horas, cuando la violencia se intensificó, el entonces jefe de policía del Capitolio, Steven Sund, llamó al mayor general William Walker, comandante general de la Guardia Nacional de DC, para solicitar ayuda.

La voz de Sund estaba "quebrada de emoción", dijo Walker más tarde a un comité del Senado. Walker llamó de inmediato a los líderes del Ejército para informarles de la solicitud.

Alrededor de las 14:10 horas, los primeros alborotadores comenzaban a irrumpir por las puertas y ventanas del Senado. Luego iniciaron una marcha por los pasillos de mármol en busca de los legisladores que contaban los votos electorales.

Durante los siguientes 20 minutos, mientras los senadores corrían hacia un lugar seguro, el Secretario del Ejército Ryan McCarthy habló con la alcaldesa Muriel Bowser y los líderes del Pentágono sobre la solicitud de Sund.

A las 14:25 horas, McCarthy le dijo a su personal que se preparara para trasladar la fuerza de reacción de emergencia al Capitolio. La fuerza podría estar lista para movilizarse en 20 minutos.

A las 14:44 horas, Ashli Babbitt , una partidaria de Trump, recibió un disparó mortal por parte de un Policía del Capitolio cuando trataba de ingresar a la Cámara por una ventana.

Poco después de las 15 horas, McCarthy dio "aprobación verbal" de la activación de mil 100 tropas de la Guardia Nacional para apoyar a la Policía de D.C. Minutos más tarde, la fuerza de reacción de emergencia de la Guardia Nacional salió de la Base Conjunta Andrews hacia la Armería de D.C. Ahí se prepararían para dirigirse al Capitolio cuando el Secretario de Defensa diera su aprobación final.

A las 15:19 horas, Pelosi y Schumer estaban hablando con el Pentágono para que enviara la ayuda, diciendo a los líderes que la Guardia Nacional había sido aprobada. Sin embargo, durante los siguientes 90 minutos, la Policía y el Ejército batallaban para ejecutar el plan.

Las tropas de la Guardia sólo estaban preparadas para tareas de tránsito. Los líderes del Pentágono dijeron que que enviarlos a una situación de combate volátil requería instrucción adicional para mantenerlos seguros a ellos y al público.

A las 15:37 horas, el Pentágono envió sus propias fuerzas de seguridad para cuidar las casas de los líderes de la defensa. Aún no habían llegado tropas al Capitolio.

Para las 15:44, los líderes del Congreso intensificaron sus súplicas.

"Díganle a POTUS que tuitee que todos deben irse", urgió Schumer a los funcionarios, utilizando el acrónimo del Presidente de Estados Unidos (POTUS, en inglés). El líder de la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, preguntó sobre el llamado al servicio militar activo.

A las 15:48 horas, frustrado porque la Guardia Nacional no había desarrollado un plan conjunto con la Policía, el Secretario del Ejército se dirigió del Pentágono a la sede de la policía de D.C. para ayudar a coordinar el trabajo.

Trump rompió su silencio a las 16:17 horas y pidió en Twitter a sus seguidores: "Váyanse a casa y váyanse en paz".

Aproximadamente a las 16:30 horas, se finalizó el plan militar y el comandante Walker tuvo la aprobación para enviar a la Guardia Nacional al Capitolio. Los informes de insurrección en las capitales de los estados resultaron ser falsos.

Para las 16:40, Pelosi y Schumer nuevamente estaban pidiendo por teléfono a Milley y a los líderes del Pentágono, que aseguraran el perímetro.

Aproximadamente a las 4:40 pm Pelosi y Schumer estaban nuevamente hablando por teléfono con Milley y el liderazgo del Pentágono, pidiéndole a Miller que asegurara el perímetro. Pero la acritud se estaba volviendo obvia.

El liderazgo del Congreso en la convocatoria "acusa al aparato de Seguridad Nacional de saber que los manifestantes planeaban llevar a cabo un asalto al Capitolio", decía la cronología.

La llamada duró 30 minutos. Un portavoz de Pelosi reconoció que hubo una breve discusión sobre las evidentes fallas de inteligencia que permitieron la insurrección.

Pasaría otra hora antes de que el primer contingente de 155 miembros de la Guardia Nacional estuviera e el Capitolio. A las 17:20, vestidos con equipo antidisturbios, los agentes comenzaron a llegar.

Empezaron a sacar a los trumpistas. Hubo pocos arrestos y, si es que hubo alguno, fue por la Policía.

A las 20:00 horas, el Capitolio fue declarado seguro.