Estados Unidos
jueves, 24 octubre 2019 | 08:53
Washington.- Sin nombre, sin rostro y sin voz, el oficial de la CIA que desencadenó la mayor amenaza para el mandato del presidente Trump parecía ser prácticamente la encarnación del “estado profundo”, al cual el presidente ha acusado durante mucho tiempo de intentar derribarlo.
Pero en las últimas tres semanas, el estado profundo ha emergido de las sombras en la forma de funcionarios gubernamentales de carne y hueso, que han desafiado a la Casa Blanca, la cual ha intentado bloquear la cooperación con los investigadores de la Cámara de Representantes, y han proporcionado evidencia que respalda en gran medida la denuncia del delator aún anónimo.
El desfile de testigos que marcharon al Capitolio culminó esta semana con el dramático testimonio de William B. Taylor Jr. un oficial militar y diplomático que ha servido a su país durante 50 años. Sin desanimarse por la presión de la Casa Blanca, se acercó a acusar al mismo presidente que lo envió a Ucrania hace unos meses de abusar de su poder para promover sus propios intereses políticos.
La investigación de la Cámara de Representantes sobre los intentos de Trump de obligar a Ucrania a que investigara a los demócratas es el clímax de una acérrima lucha de de 33 meses entre un presidente sin antecedentes de servicio público y el gobierno que heredó y en el que nunca ha confiado.