¿Fuga de laboratorio o no? Cómo la política dio forma a la batalla por el origen del Covid

Washington.- En la primavera de 2021, cuando los estudios sobre los orígenes de la pandemia de coronavirus no llegaban a ninguna parte y el tema estaba envuelto en amargas políticas partidistas, David Relman, un microbiólogo de Stanford, hizo una solicitud silenciosa a su congresista.

Le dijo a su representante, Anna Eshoo, que estaba organizando una carta de científicos destacados que pedían una investigación abierta e independiente sobre los orígenes del Covid-19, incluso si procedía de un laboratorio en Wuhan, China. Quería saber si ella respaldaría públicamente la idea.

El alcance funcionó. Tan pronto como la carta apareció en línea en la prestigiosa revista Science, Eshoo se convirtió en una de las primeras demócratas en el Congreso en pedir una investigación sobre los orígenes del Covid.

Fue el preludio de un cambio político radical sobre el tema: en cuestión de semanas, el presidente Biden ordenó una revisión de inteligencia de arriba a abajo sobre cómo comenzó la pandemia, que desde entonces ha llegado a conclusiones mixtas.

La historia de la búsqueda del origen del Covid se trata en parte de la obstrucción de China que ha dejado a los científicos con evidencia incompleta, todo sobre un virus que cambia constantemente. A pesar de todos los datos que sugieren que el virus pudo haber saltado a las personas de los animales salvajes en un mercado chino, la prueba concluyente sigue estando fuera de alcance, al igual que la hipótesis de que el virus se filtró de un laboratorio.

Pero la historia también trata sobre política y cómo tanto los demócratas como los republicanos han filtrado la evidencia disponible a través de sus lentes partidistas.

Algunos republicanos se obsesionaron con la idea de una fuga de laboratorio después de que el expresidente Donald J. Trump lo planteó en los primeros meses de la pandemia a pesar de la escasa evidencia que lo respalda. Eso convirtió la teoría en tóxica para muchos demócratas, quienes la vieron como un esfuerzo de Trump para distraer la atención de las fallas de su administración para contener la propagación del virus.

El intenso debate político, ahora en su cuarto año, en ocasiones ha convertido a los científicos en cabilderos, compitiendo por el tiempo y el favor de los políticos. El doctor Relman es solo uno de varios investigadores y pensadores de ideas afines que han trabajado con éxito en los pasillos del poder en Washington para obligar a periodistas, legisladores y demócratas escépticos a tomar en serio la idea de la fuga de laboratorio.

Pero el impulso político no siempre se ha alineado con la evidencia. A pesar de que la idea de una fuga accidental de laboratorio ahora ha ganado terreno en Washington, los hallazgos informados la semana pasada reforzaron la teoría del mercado. Al extraer un tesoro de datos genéticos tomados de hisopos en el mercado mayorista de mariscos de Huanan, en Wuhan a principios de 2020, los expertos en virus dijeron que encontraron muestras que contenían material genético tanto del coronavirus como de perros mapaches comercializados ilegalmente. El hallazgo, aunque difícilmente concluyente, apuntó a un animal infectado.

Los nuevos datos del mercado sugieren que China se está aferrando a pistas que podrían remodelar el debate. Pero por ahora, al menos, la idea de una fuga de laboratorio parece haber prevalecido en el tribunal de la opinión pública: dos encuestas recientes muestran que aproximadamente dos tercios de los estadounidenses creen que el Covid probablemente comenzó en un laboratorio.