Financiaron campaña de Biden y ahora reciben una recepción fría

Nueva York— Cuando Joseph R. Biden Jr. saltó de los rascacielos de Manhattan a las mansiones de Silicon Valley para recolectar cheques de campaña en 2019, desarrolló una cierta forma de agradecer a los donantes adinerados que invirtieron en su campaña presidencial.

La parte más difícil, les decía Biden, no era solo el dinero. Era poner sus nombres y reputaciones en juego por él. Y prometería "nunca jamás defraudarlos", como dijo Biden a los donantes en la casa de un ejecutivo de Hollywood a fines de 2019.

Ahora, casi 10 meses después de su presidencia, algunos de los contribuyentes más leales de Biden y los principales recaudadores de fondos se sienten descuidados, si no descartados por completo, según más de 30 entrevistas con donantes demócratas, recaudadores de fondos y los operativos que trabajan con ellos. Con la pérdida de la gobernación de Virginia esta semana dejando en claro el clima político cada vez más oscuro para los demócratas, la Casa Blanca ha acumulado muy poca buena voluntad entre algunos de los financistas más importantes del partido.

Sus frustraciones también incluyen la impaciencia con el ritmo de los cambios de política sustantivos: uno de los principales donantes del partido ahora está señalando que planea retener los fondos por completo debido a la languidez de la legislación sobre el derecho al voto.

Las quejas de los donantes son una tradición casi tan antigua como las campañas en sí mismas. Los contribuyentes ricos y con derechos siempre quieren más influencia y acceso del que tienen. Pero la gran cantidad de quejas sobre la operación de la Casa Blanca de Biden es sorprendente, y una fuente de creciente preocupación entre los aliados y los funcionarios demócratas que temen que pueda causar una reacción violenta entre los contribuyentes que el partido tendrá que movilizar pronto para las elecciones de mitad de período de 2022.