Estados Unidos

Expertos en tecnología no quieren vehículos autónomos en sus vecindarios

Silicon Valley es donde se prueban y diseñan los autos no tripulados, pero algunos residentes no están de acuerdo

El Diario de Juárez

jueves, 03 octubre 2019 | 12:37

Sunnyvale.- Karen Brenchley es una científica en computación con experiencia en el entrenamiento de inteligencia artificial, pero esta residente de Silicon Valley siente una gran ansiedad cada vez que ve a los autos robotizados de Waymo maniobrar por las calles cercanas a su casa, publicó The Washington Post.

La exgerente de producto, que trabajó para Microsoft y Hewlett-Packard, se pregunta cómo los ingenieros podrían enseñar a los robo-autos a que operen en sus calles arboladas a tomar decisiones rápidas, acelerar y disminuir el flujo de tráfico y ceder el paso a peatones que viven de las cercanías. Ella le ha pedido a su esposo, un galardonado autor de ciencia ficción quien no conduce, que use un chaleco brillante mientras anda en bicicleta para asegurarse de que los vehículos autónomos lo detecten con prontitud.

El problema no es que ella no entienda la tecnología, sino todo lo contrario, y sabe lo defectuosa que puede ser la incipiente tecnología.

“No soy una total escéptica”, dijo Brenchley, quien ha vivido en Silicon Valley durante 30 años. “Pero no quiero ser el conejillo de Indias. No quiero que mi esposo sea el conejillo de Indias”.

Brenchley y otros que viven cerca de los gigantes tecnológicos representan una sorprendente paradoja de Silicon Valley: los residentes creen que el poder de la tecnología puede cambiar el mundo, pero se muestran escépticos sobre el papel que podría desempeñar en su vida cotidiana. Esto es especialmente visible cuando los autos sin conductor de las numerosas compañías tecnológicas se apoderan de las calles en los vecindarios de Silicon Valley.

Algunos residentes dicen que confían en que la tecnología puede funcionar en entornos limitados, como pistas de prueba o simulaciones. Pero el software que controla los autos debe ser entrenado en situaciones de la vida real: giros a la izquierda, ciclistas, niños corriendo por las calles. Y, algunos dicen, que esto podría cambiar tangiblemente el tejido de sus comunidades e incluso podría resultar peligroso. Eso se hizo evidente el año pasado, cuando un auto-robot Uber atropelló y mató a un peatón en Arizona.

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