En la crisis de Ucrania, Biden busca mostrar su temple

Nueva York.— La caótica salida de Afganistán que ocurrió el año pasado fue una tragedia como hecha para la televisión —con escenas de frenéticos civiles, agobiados marinos de Estados Unidos y helicópteros sobrevolando el techo de la embajada.

Ucrania es un misterio de política exterior, una cuestión completamente diferente, la tarea del presidente Biden es detener una guerra desde el principio, y no frenarla con dignidad.

Sin embargo, aún si frenara la invasión rusa, no debería esperar ninguna cintilla en la Quinta Avenida.

Deberíamos hacernos una pregunta sencilla: ¿Podrá Ucrania ayudar a Biden a volver a recuperar la confianza del público que perdió después de la salida de Afganistán?

En conversaciones de los últimos días con anteriores y actuales funcionarios, miembros del Congreso y asesores del Capitolio, encontramos un amplio apoyo generalizado para la estrategia de Biden respecto a Ucrania, aunque algunos republicanos se quejaron de los aspectos específicos de la estrategia.

Sin embargo, las opciones del presidente para resolver la crisis, según dijeron muchos, podría darles a los críticos una apertura.

Y como Biden lo advirtió en sus declaraciones de este martes, confrontar a Vladimir Putin no va a ser “indoloro” para los estadounidenses, aun cuando Rusia se rindiera.

Por el momento, Biden ha enfrentado la crítica de la derecha, aunque no ha habido un coro sostenido de reprimendas de ningún partido.

Los republicanos no están hablando a una sola voz. Están divididos entre aquellos, como el senador Tom Cotton de Arkansas, que están agitando una línea más dura en contra de Moscú, y los escépticos como Tucker Carlson de Fox News que dicen que Ucrania no es un problema de Estados Unidos.

El partido perdió en el 2018 a su más prominente político, el senador John McCain de Arizona, mientras que su líder actual, Donald Trump, hace que sea menos que ideal el mensajero cuando se trata de Rusia.

A diferencia con Afganistán, la crítica de la corriente principal de política exterior ha permanecido en silencio.

“Trump no hubiera hecho esto”, comentó Daniel Fried, un experto en Rusia que se retiró en el 2017 como coordinador del Departamento de Estado en políticas de sanciones.

“Trump no hubiera estado interesado en el asunto”.