Discuten funcionarios de Trump acuerdo de asilo con Guatemala

Washington— El presidente Trump llegó a un acuerdo la semana pasada para exigir que miles de migrantes centroamericanos busquen asilo en Guatemala antes de venir a los Estados Unidos. Pero la ceremonia de la Casa Blanca para elogiar lo que el presidente llamó una medida "histórica", una que podría transformar el sistema de inmigración estadounidense, casi no sucedió.

Solo dos horas antes, el secretario de Estado Mike Pompeo había criticado el acuerdo en una reunión a puerta cerrada con Trump y Kevin K. McAleenan, el secretario interino de seguridad nacional y varios otros ayudantes, según informaron tres altos funcionarios de la administración sobre un debate que se produjo en la Oficina Oval.

Pompeo calificó el acuerdo como defectuoso y un error, y le dijo a Trump que el gobierno guatemalteco no tenía la capacidad de cumplir sus términos, dijeron los tres funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato para discutir deliberaciones delicadas.

McAleenan retrocedió, según dos de los funcionarios. Argumentó que el acuerdo, como otros similares en Europa, frenaría el flujo de inmigrantes, lo que enfureció tanto a Trump.

El señor Pompeo perdió el argumento. Después de retener la autoridad necesaria, y generalmente superficial, del Departamento de Estado para aprobar el acuerdo, Pompeo lo otorgó a tiempo para la modesta ceremonia en la que el ministro del interior guatemalteco, Enrique Degenhart, firmó el acuerdo con los Estados Unidos.

"Diría que Guatemala definitivamente tiene clara la responsabilidad que tiene", dijo Degenhart, en representación del presidente Jimmy Morales de Guatemala en un acuerdo que el Tribunal Constitucional del país ha dicho que debe ser aprobado por el Congreso de Guatemala. "Tenemos claro que tenemos que hacer cambios".

Ahora dependerá de ambos gobiernos hacer que funcione

El hecho de que Guatemala sea capaz de manejar una avalancha de migrantes enviados desde los Estados Unidos es fundamental para las preocupaciones políticas y diplomáticas que se expresan en ambos países y será el foco de los desafíos legales que los defensores de inmigración puedan presentar en los Estados Unidos.