Estados Unidos

Demora en pruebas retrasó la respuesta de EU ante Covid-19

El gobierno estadounidense perdió varias oportunidades de garantizar pruebas más generalizadas durante los primeros días del brote

The New York Times

sábado, 14 marzo 2020 | 12:27

The New York Times

La doctora Helen Y. Chu, experta en enfermedades contagiosas en Seattle, sabía que Estados Unidos no tenía mucho tiempo.

A fines de enero, el primer caso confirmado de coronavirus en Estados Unidos fue en su zona. Y surgieron preguntas fundamentales que necesitaban respuestas: ¿El hombre había contagiado a alguien más? ¿Acaso el virus mortal se encontraba acechando y propagándose en otras comunidades?

Debido a una coincidencia afortunada, Chu tenía una manera de monitorear la región. Durante varios meses, como parte de un proyecto de investigación sobre la influenza, ella y un equipo de científicos recolectaron muestras de secreciones nasales de residentes con síntomas, por toda la zona del estrecho de Puget en el estado de Washington.

Para readaptar esos exámenes con el fin de monitorear el coronavirus, necesitarían el apoyo de funcionarios estatales y federales. Pero según muestran entrevistas y correos electrónicos, los funcionarios de prácticamente todas las instancias a las que acudió Chu rechazaron la idea en repetidas oportunidades, incluso cuando semanas después empezaron a detectarse casos en países fuera de China, donde comenzó el brote.

El 25 de febrero, Chu y sus colegas ya no podían esperar más. Así que comenzaron a realizar pruebas de coronavirus sin la aprobación del gobierno.

Los resultados confirmaron sus peores miedos. Rápidamente tuvieron un resultado positivo de un adolescente local sin historial de viajes recientes. El coronavirus ya se había establecido en suelo estadounidense sin que nadie se diera cuenta.

“Debe haber estado aquí todo este tiempo”, recuerda Chu haber pensado con temor. “Ahora ya está en todas partes”.

De hecho, los funcionarios descubrirían más tarde a través de pruebas, que el virus ya había influido en la muerte de dos pacientes, y que mataría a otras veinte personas en la región de Seattle en el transcurso de los días siguientes.

Los funcionarios federales y estatales afirmaron que el estudio de la influenza no podía ser readaptado porque no tenía autorización explícita de los sujetos de investigación y los laboratorios tampoco estaban certificados para trabajos clínicos. Aunque reconocieron estas cuestiones éticas, Chu y los otros investigadores alegaron que debería haber mayor flexibilidad durante una emergencia en la que se podrían perder muchas vidas. El 9 de marzo, reguladores estatales les pidieron detener las pruebas por completo.

La negativa a aprovechar este estudio sobre la gripe, detallado por primera vez en este reportaje, solo fue una de una serie de oportunidades perdidas por el gobierno federal de Estados Unidos para asegurar una mayor cantidad de aplicación de pruebas durante los primeros días del brote, cuando la contención podía haber sido más sencilla. En cambio, los funcionarios locales de todo el país se vieron obligados a trabajar en la oscuridad a medida que la crisis creció sin ser detectada.

Incluso ahora, después de semanas de frustración acumulada hacia las instancias del gobierno federal a causa de pruebas fallidas y reglas complicadas, los estados que presentan un aumento de casos —como Nueva York y California— batallan para aplicar pruebas a gran escala y detectar casos de coronavirus. Las demoras persistentes han hecho que sea casi imposible que los funcionarios tengan un panorama fidedigno de la verdadera escala del brote, que ya se ha esparcido al menos a 49 estados.

Robert R. Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), afirmó el 6 de marzo que actuar con rapidez era fundamental para combatir una epidemia. “El tiempo importa”, dijo.

Insistió en que, a pesar de los tropiezos del inicio, aún quedaba tiempo suficiente para derrotar al coronavirus en Estados Unidos. “Va a requerir de salud pública rigurosa y agresiva, lo que me gusta llamar: bloquear y embestir, bloquear y embestir, bloquear y embestir, bloquear y embestir”, dijo. “Eso significa que si encuentras un nuevo caso, lo aíslas”.

Sin embargo, el ejemplo del Seattle Flu Study ilustra el modo en el que las regulaciones y la burocracia —a veces diseñada para proteger la privacidad y la salud— han impedido el rápido desarrollo de la aplicación de pruebas de diagnóstico a nivel nacional, mientras otros países lograron intensificar sus esfuerzos antes y con mayor velocidad.

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