Con la Casa Blanca ausente, juicio político se distorsiona en pelea partidista

Washington— Casi desde el momento en que la Presidente de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, y sus lugartenientes decidieran este otoño buscar la destitución del presidente Trump, hicieron un juicio fatídico: si el presidente tenía la intención de no hacer nada más que obstaculizar y subvertir su investigación, no iban a ser ellos los que cortésmente se apegaran a las nobles tradiciones.

Los abogados de Trump han hecho un cálculo igualmente frío. Después de un año de desafiar sin consecuencias los intentos del Congreso de investigar la conducta del presidente, no tienen intención de participar en lo que consideran un juicio político ilegítimo, inicialmente realizado sin una votación formal de la Cámara, la cual se ha apartado de los precedentes más recientes.

El choque llega a un punto crítico el lunes con una audiencia en el Comité Judicial donde los abogados demócratas planean presentar el caso para destituir a Trump mientras la Casa Blanca se queda fuera del proceso. Eso pondrá en marcha un conjunto de acciones rápidas que probablemente producirán a cargos oficiales contra el presidente para el final de la semana y una votación casi dentro de las líneas partidistas en la Cámara antes de Navidad.

Es una indicación de cómo, en una nación profundamente polarizada donde el partido gobierna por encima de todo lo demás, un proceso consagrado en la Constitución como la forma más consecuente de abordar la mala conducta de un presidente se ha convertido en otra estridente riña partidista.